Este año se deberá realizar el VIII Censo de Población y VII de Vivienda, un operativo logísticamente complejo que actualiza información demográfica, económica y social del país. Sirve, entre otras cosas, para redefinir la asignación de presupuestos a gobiernos locales, para actualizar el número de asambleístas por territorios, para evaluar avances y retrocesos en pobreza, educación, salud y nutrición a niveles de desagregación territorial imposibles de reproducir por otros métodos. Sus procesos deben ser participativos, democráticos y, sobre todo, consensuados. Esto debería abarcar una discusión abierta sobre las preguntas que contiene el cuestionario, puesto que lo que se incluya o excluya en él no podrá ser rectificado sino hasta el año 2030.

El INEC ha propuesto un cuestionario que amerita revisiones urgentes. Entre varias oportunidades de mejora menciono una que podría tener efectos políticos y técnicos sensibles. Se trata de la pregunta de autoidentificación étnica. Tradicionalmente, y siguiendo sugerencias y consensos mundiales, se consulta a las personas cómo se autoidentifican según sus costumbres y prácticas culturales. El Ecuador, históricamente, ha incluido como alternativa la opción “mestizo o mestiza” para quienes no se identifiquen como afroecuatorianos, indígenas o de otra etnia. Desafortunadamente el INEC decidió eliminar la posibilidad de que los mestizos y mestizas puedan autoidentificarse. En otras palabras, más del 70 % de ecuatorianos se podría quedar sin opción de decidir sobre su etnicidad.

La eliminación de mestizos como categoría étnica en el censo podría tener varios efectos no deseados. Políticamente modificará el panorama étnico del país de forma artificial, puesto que los mestizos y mestizas se sentirán subrepresentados, asignarán su autoidentificación de manera confusa y hasta podrían poner en cuestión los resultados no solo de esta pregunta sino de la interpretación del resto de preguntas al cruzar los resultados por etnia. Esto sin contar con un considerable porcentaje de no respuesta o rechazo a la pregunta. En términos técnicos, provocará la incomparabilidad con décadas de información histórica y de estimaciones regionales y continentales. Adicionalmente, generará problemas al momento de diseñar muestras para encuestas públicas y privadas para todo el decenio 2020-2030, puesto que –literalmente– la proporción de mestizos será desconocida.

El hecho de que el INEC haya excluido a los mestizos en el formulario de los censos experimentales quiere decir que está pensando seriamente en eliminarlos del censo oficial. Desafortunadamente, el Instituto ha tomado decisiones en los últimos años que han afectado la comparabilidad y formalidad en tratamiento de estadísticas claves. En el 2014 se inventó el término “empleo inadecuado” para disolver la categoría de subempleo. Luego, por reclamos de usuarios, intentó enmendar el error en el 2016 inventando la categoría “empleo no adecuado”. Ambas entelequias que no existen en ningún país del mundo. En el 2015 modificó el método para calcular la informalidad, haciendo que sean ‘formales’ solo aquellos que tienen RUC o RISE; nuevamente, subestimado el indicador en al menos 15 puntos. En el 2018, sin previo aviso o discusión, redujo la muestra de la encuesta de empleo en 45%, perdiendo la capacidad de generar indicadores a nivel provincial y rompiendo una serie de datos de 15 años. Finalmente, en el 2019 de la noche a la mañana el INEC apareció adscrito a la Presidencia, levantando duras críticas hasta en los analistas más conservadores y provocando que se pierda hasta la autonomía para presentar datos de empleo. Estos errores, aunque graves, son subsanables con un tratamiento técnico, serio y participativo de mediano plazo. El problema es que errores en el censo, como la omisión de mestizos, solo se podrían corregir en el año 2030.

El INEC está a tiempo de enmendar. Lo puede hacer aprovechando un evento coyuntural y un factor estructural. El coyuntural es que, luego de un largo tiempo sin autoridad oficial, el Gobierno nombró recientemente a un director con experiencia técnica. El factor estructural es que el organismo tiene equipos operativos de nombramiento con amplia experiencia, seriedad técnica, administrativa y que han trabajado varios censos y operativos complejos. Es cuestión de aprovechar el capital institucional, respaldar y proteger al recurso humano e interesarse en la irrepetible oportunidad de recuperar el sistema estadístico nacional. (O)