Una de las noticias más comentadas durante el feriado de carnaval fue la descarga de aguas oscuras y, aparentemente, putrefactas a las playas de Salinas. Noticiarios y redes sociales mostraron a bañistas indignados protestando contra las autoridades por la contaminación que muchos asumían correspondía a aguas servidas. Una mayoría iracunda ante la imposibilidad de disfrutar del ansiado baño en el mar increpaba a las autoridades a tomar acciones inmediatas. Las autoridades del cantón deslindaban responsabilidades indicando que eran aguas lluvias que debían ser evacuadas con urgencia debido a la extremadamente fuerte estación pluvial aparejada con un inusual aguaje; las autoridades del MAE anunciaban el inicio de investigaciones para aclarar el hecho y establecer responsabilidades.

Para muchos de quienes observamos las imágenes y videos del agua espesa y oscura incrustándose en las límpidas y celestes aguas de la playa no fue más que otra de las ya tan diversas vías en que los seres humanos seguimos contaminando impunemente el planeta. El caso de Salinas parecía un déjà vu; las escenas trajeron a nuestra memoria las aún no lejanas imágenes de esas mismas playas abarrotadas de basura, botellas de cervezas, vasos plásticos e infinidad de otros restos que delataban el paso de una horda de humanos que había festejado la llegada del nuevo año con descontrol e inconsciencia; algunos videos mostraron, además, la violencia de ciudadanos, aparentemente ebrios, enfrentándose contra la policía.

La protesta por las descargas en las playas de Salinas es totalmente válida y merece sanciones como también las debe merecer el repudiable acto de ensuciar las playas luego de los eventos como el del Año Nuevo. Al parecer, la descarga de las aguas negras en las playas de Salinas generó protesta de algunos porque les impedía disfrutar su feriado más que por la contaminación en sí.

Debemos protestar, pero también autocensurarnos y evaluar nuestra responsabilidad en la reiterada contaminación no solo de las playas, sino del planeta en general. Diariamente llenamos el planeta de basura, ennegrecemos y contaminamos nuestras aguas, pero si no lo vemos parece no incomodarnos. Cuando las luces del amanecer del primer día del nuevo año fueron develando un panorama desolador de basura y contaminación en las playas de Salinas, revelaron también la irresponsabilidad, inconsciencia y egoísmo de muchos seres humanos.

Sí, debemos protestar, pero también hacer nuestra parte. Luego de feriados, las zonas turísticas quedan sucias al ser consumidores masivos de materiales desechables; de ventanas de carros públicos y privados vuela por los aires basura para egoístamente mantener el interior de los vehículos limpios. Sí, debemos protestar y pedir sanciones a quienes contaminan, pero evaluar en qué medida no somos también parte del problema contribuyendo a la acumulación de desperdicios. ¿Cuánta basura genera usted cuando viaja? ¿Cuántas botellas plásticas descarta cada día? ¿En cuántas reuniones familiares o eventos utiliza materiales desechables?

Este planeta es maravillosamente bello, con hermosas laderas, montañas y bosques, fascinantes lagunas y playas de arenas multicolores, con millones de especies muchas de las cuales nunca llegaremos a conocer; los humanos nos beneficiamos de toda esa maravilla, pero la estamos destruyendo, los pretendidamente más racionales continuamos actuando irracionalmente. (O)