¿Nos salvan los servicios básicos en la pandemia de COVID–19? El agua y la electricidad cumplen un proceso paulatino de reactivación económica en torno al e-commerce (comercio electrónico, comercio por internet, virtual o en línea, online) que conlleva a obtener recursos y atender las demandas internas en el país y en la región.

Por otro lado, a consecuencia de la guerra en Ucrania, ha habido incremento de precios de la gasolina, el aceite, los cereales, los fertilizantes...; pero continúa la persistencia de enormes desigualdades en cuanto al acceso a los servicios básicos del agua potable y la energía eléctrica, en especial en el Ecuador.

De acuerdo con el boletín n.º 4 de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en Latinoamérica existen 161 millones de personas que no tienen acceso a agua potable gestionada de manera segura, 431 millones no tienen acceso a saneamiento gestionado seguro, 17 millones de personas no tienen acceso a la electricidad y 75 millones no tienen acceso a combustibles y tecnologías limpias para cocinar.

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Si solo invertir el 2,6 % del PIB –producto interno bruto o producto interior bruto– regional en los siguientes diez años produciría hasta 3,4 millones anuales de empleos verdes en el área del agua y 700.000 en el sector de la energía, se provocaría una resiliencia en todas las ciudades al disminuir los contagios por COVID–19 y, por ende, las muertes y otras enfermedades o potenciales pandemias. Dichas inversiones deberían ser enfocadas en tecnologías limpias y sostenibles lo cual tributará a un cambio estructural de nuestra región y el mundo. (O)

Pedro Giovanni Lucio Chávez, economista, Guayaquil