La Asamblea Nacional recibe baja calificación y genera caos social porque aprueba gastos que no tienen financiamientos, pero culpa al IESS de los 1′200.000 de asegurados campesinos que no tienen patronos y reclaman medicinas por su aportación de solo $ 2 mensuales al Seguro Social.
Dicha aportación campesina fue instrumentada por los asambleístas, sin financiamiento presupuestario y sin trasladar los compromisos de salud, inclusión social y agricultura al Ministerio de Agricultura, ya que esos afiliados son campesinos, al Ministerio de Inclusión Social ya que son indigentes y al Ministerio de Salud ya que muchos tienen enfermedades catastróficas. Si no hay patrono de los asegurados al IESS, no hay control y esto le produce al Instituto un déficit actuarial de $1.000 millones anuales, porque el ingreso mínimo al IESS es con el salario básico de $425 y por el que hay que pagar $ 100 mensuales de aportaciones, y en 12 meses (un año) pagar $ 1.200 anuales; y por 1′200.000 campesinos recalificados a dos sucres por mes, hay un déficit que sobrepasa al déficit actuarial de los $ 1.000 millones, cuyo origen es en la Asamblea. Los asambleístas deben rectificar lo creado por ellos respecto al seguro campesino y a la atención a los familiares de los afiliados. El artículo 369 de la Constitución, último inciso, ordena que la ley definirá el mecanismo correspondiente y la creación de nuevas prestaciones estará debidamente financiada; cualquier leguleyada que diga lo contrario significa que hay incompetencia en el conocimiento de la realidad. Lo grave es que se desconozca por qué en 12 años desde 1987 a 1999 el Estado devaluó la moneda sucre en 2.000 % : en 1987, de 100 a 500 sucres, después de 500 a 5.000 sucres, y culminó con la devaluación de 5.000 a 2.5000 sucres; en total 2.000% que se equilibra con el 40 % en 50 años. Estamos en el 2022 y faltan 28 años para restablecer al pueblo ecuatoriano los perjuicios ocasionados por esas devaluaciones, porcentaje del 40% que el Estado antes lo aceptaba y que para los legisladores el no corregirlos no es un incumplimiento de sus funciones; y quieren realizar otros incumplimientos. (O)
Salvador Loffredo Autheman, ingeniero civil, Guayaquil