Banderas de Guayaquil y del Ecuador, colocadas en el edificio de la Gobernación del Guayas. / Francisco Verni / Foto: El Universo


Pena y vergüenza es lo que se siente al transitar por el malecón de Guayaquil a la altura de la calle Aguirre, si alzamos la mirada hacia la fachada del edificio donde funciona la Gobernación del Guayas y en lugar de ver los colores refulgentes de nuestros símbolos patrios, lo que observamos son dos trapos sucios y deslucidos pendientes de las astas, los mismos que aguantando sol y lluvia permanecen día y noche a la intemperie.

El protocolo que antaño indicaba horas del día para izar y arriar las banderas en sitios públicos y en días festivos, de un tiempo a esta parte da la impresión de haber quedado en el olvido. Pero el respeto a los valores cívicos y a nuestros máximos símbolos de identidad nacional y local no puede perderse por falta de sensibilidad y descuido. Exhortamos a las autoridades competentes a poner atención sobre el particular. (O)

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Jenny Estrada Ruiz, historiadora, Guayaquil