Leí el artículo publicado en su periódico el 24 de abril de 2025 titulado “¿Qué se conmemora este 24 de abril?”. Esta es mi respuesta para que la opinión pública ecuatoriana esté informada sobre su contenido.
En primer lugar, permítame contextualizar los acontecimientos de 1915, que aún generan debate mundial. El Imperio otomano era una sociedad multiétnica y multirreligiosa, reflejo de los imperios de la época. Durante su desintegración, turcos, armenios y otras nacionalidades del Imperio sufrieron enormemente. Entonces, cualquier interpretación debe considerar el contexto más amplio de la Primera Guerra Mundial.
En segundo lugar, permítame recordar los estándares legales: el genocidio requiere pruebas y una decisión judicial. Genocidio es, ante todo, un término legal. Según la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Genocidio de 1948, solo los tribunales competentes pueden determinar si un evento determinado puede calificarse de genocidio o no. En la Convención de 1948 se requieren pruebas concretas, la intención de destruir (dolus specialis) y el veredicto de un tribunal competente para demostrar si un acto constituye genocidio. A diferencia de los genocidios en la Alemania nazi, Camboya, Ruanda y Srebrenica, los eventos que rodearon la caída del Imperio otomano no cumplen con estos estándares legales. Nunca se ha encontrado ningún documento ni prueba alguna, a pesar de los más de 100 años transcurridos, que sugiera que el Gobierno otomano tenía una “intención especial de destruir” a sus súbditos armenios (salvo falsificaciones que han sido desacreditadas repetidamente, pero que, sin embargo, se utilizan con fines propagandísticos).
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En tercer lugar, permítame compartir nuestra visión sobre el camino hacia la paz. Turquía está dispuesta y confiada en debatir el pasado. Los vastos archivos otomanos, una de las fuentes primarias de la época, son abiertos y accesibles a la investigación académica. Turquía propuso establecer una comisión histórica conjunta (a componerse por expertos de Turquía, Armenia y otros países) para Armenia en 2005 con el objetivo de alcanzar una narrativa compartida basada en una memoria justa y objetiva. Aunque la parte armenia nunca ha respondido, esa propuesta sigue sobre la mesa.
La postura de Turquía respecto de los sucesos de 1915 siempre ha sido sincera, reconociendo y empatizando con el dolor y el sufrimiento humano compartidos que la Primera Guerra Mundial infligió a todos los ciudadanos otomanos, independientemente de su origen étnico y religioso. Nuestro presidente, Sr. Recep Tayyip Erdoğan, ha enviado una carta de condolencias al patriarca armenio de Türkiye el 24 de abril (el supuesto aniversario de los sucesos de 1915) cada año desde 2014.
Actualmente se está llevando a cabo un proceso de normalización entre Turquía y Armenia. Esperamos que este proceso permita a ambos países abordar este controvertido periodo de su historia común de manera objetiva, serena e imparcial. La comunidad internacional tiene un papel fundamental que desempeñar en el fomento de un diálogo constructivo entre ambos países. Es igualmente importante apoyar las voces de la diáspora armenia que abogan por la reconciliación, ya que su participación es esencial para fomentar el entendimiento mutuo y la paz.
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En conclusión, quisiera reiterar el llamado de mi país a un enfoque respetuoso y basado en la investigación para abordar las controversias históricas en torno a los acontecimientos de 1915. Al fomentar la empatía y el diálogo, ambas partes pueden trabajar por la sanación y la reconciliación, permitiendo un futuro basado en el respeto mutuo y la paz. La politización de la historia no beneficia la búsqueda académica de la verdad y obstaculiza los esfuerzos de normalización. Espero que su prestigioso periódico coincida con este sabio camino. (O)
Başak Yalçın, embajadora de la República de Turquía en Ecuador, Quito