“Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, dice el refrán. La batalla campal en México, con 29 muertes incluyendo 10 militares durante la captura del hijo del Chapo Guzmán y narcos atacando a militares en un intento de rescate..., deja en claro su capacidad bélica. Las declaraciones de que no sería extraditado confirman su control institucional.

Por otro lado, en Ecuador no hay duda que es narcopaís, exportador y, lo peor, consumidor de droga. La evidencia es innegable. La continua captura de toneladas de droga confirma que es una fracción de lo que se exporta. Los diarios y múltiples asesinatos por sicarios... son autoría de carteles internacionales. La existencia de narcopandillas que controlan cárceles y calles, y las batallas por venta de droga confirman que el consumo es ‘importante’, y el calibre de sus armas confirma poderío bélico. Estamos anestesiados, aburren las consuetudinarias noticias de narcoviolencia con su inmensa capacidad económica, que es un cáncer cuyos tentáculos se va tomando instituciones del Estado. Mientras avanzan, la respuesta estatal es lenta.

Apoyo la incompleta consulta popular en la que se debieron incluir cambios profundos que aten las manos y castiguen con cárcel a jueces corruptos, eliminen la tabla de consumo de drogas, creen tribunales sin rostro y endurezcan las penas. Acabar con la alcahuetería legal creada por ciertos políticos y crear la estructura legal imprescindible para combatir el narcotráfico. Si no se corrige la estructura legal, la inversión en logística y armamento es botar dinero y el esfuerzo es arar en el mar. Hay tiempo para que este gobierno actúe y deje huella. Solo se necesita determinación y liderazgo del presidente. Dios lo guíe e inspire. (O)

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Gustavo Echeverría Pérez, avenida Samborondón