¿Por qué los ecuatorianos hemos sido tan neciamente crédulos? Nos hemos dejado convencer de un puñado de disfrazados de pueblo, que so pretexto de reivindicaciones de antaño salen a las calles, destrozan todo en nombre de la mala distribución de la riqueza y de las inacciones gubernamentales; para forzar al Gobierno de turno a favorecer a este grupo que es supuestamente discriminado.

Si miramos en el interior de estos pueblos y nacionalidades indígenas mestizas, la mayoría ya no son puros, como se autodenominan; y vemos que sí existen comunidades con deseo de superación, como las de Otavalo y Saraguro, que se han animado al trabajo y muchos tienen estabilidad económica que ya desearía cualquier ciudadano. Pero el otro grupo de algunos indígenas animados por un megalómano amenaza nuevamente con paralizaciones, destrozos, a lo cual están acostumbrados, y los defensores de los derechos humanos los defienden en contubernio con la pantomima de la Asamblea, por medio de la cual son amnistiados con apoyo de corruptos exoneradores de culpa; y los costos de sus exabruptos, de la reconstrucción de carreteras, parques, edificios públicos y bienes destruidos los pagamos los demás ecuatorianos que por temor dejamos que las turbas destruyan la producción agrícola, los negocios de personas de bien e impidan, con la ocupación ilegal de ciudades, vías, y con amenazas y agresiones, el trajinar de personas y comerciantes.

¿Cómo es posible que las personas para obtener bienes, negocios, se endeuden con la banca privada, o el chulco, y tengan con sus aportaciones al IESS que sostener una cartera vencida de estos sinvergüenzas, y condonaciones de sus deudas? Pues el Biess es el banco donde los que aportan a su seguro sostienen como inversión para mejorar sus prestaciones. No es solo el Gobierno o el Estado quienes condonan esas deudas, sino también los aportantes, y es un dinero que, como reza la Constitución, es intocable; los bonos y las ayudas no son solo del Gobierno, son parte del presupuesto del Estado, que también es parte de los impuestos de los ecuatorianos. Hoy nuevamente pesa sobre nosotros la espada de Damocles. Ya no es solo la inseguridad, narcoviolencia, corrupción, sino grupos que siembran terror en las personas, áreas productivas, causando paralización y destrucción cuando atacan a la vida, la seguridad, al riesgo país, al deseo de superación de salir de esta crisis social. ¡Basta de creerse ‘redentores’! (O)

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Erick Andrés de Vacas Trávez, abogado, Guayaquil