Ecuador se juega su futuro económico más allá de sus fronteras. En un mundo cada vez más tensionado por guerras, conflictos comerciales y exigencias ambientales, nuestro comercio exterior ya no puede depender exclusivamente del cacao, banano, camarón y petróleo. Con un análisis estratégico, basado en metodologías reconocidas como FODA, Pestel, Porter y enfoque geopolítico, evidencia que el país tiene ventajas notables, pero también enfrenta amenazas crecientes que no deben ser ignoradas, así como sus competidores regionales: Colombia, Perú, Chile, Guatemala, Costa Rica y México.
Las fortalezas están claras: biodiversidad exportable, ubicación estratégica en el océano Pacífico, tratados con potencias como China y la Unión Europea. A esto se suma una moneda fuerte que, aunque limita la política monetaria, ofrece estabilidad cambiaria. Pero nuestras debilidades siguen siendo las mismas de hace décadas: infraestructura logística insuficiente, baja industrialización, implementación de estándares certificables, limitado desarrollo tecnológico e innovación y una economía atada a materias primas sin valor agregado.
Magnanimidad, ilusión y corrupción
Lo más preocupante es que la geopolítica nos está pasando factura. Mientras otros países consolidan su presencia en bloques regionales como la Alianza del Pacífico o el Mercosur, Ecuador se mantiene al margen, perdiendo poder de negociación. Las tensiones entre Estados Unidos y China, las rutas marítimas en crisis, y la inseguridad en nuestros puertos complican aún más nuestro acceso a mercados internacionales.
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¿Qué se puede hacer? El estudio propone seis caminos urgentes: una estrategia nacional con enfoque geopolítico, desarrollo de clústeres productivos (para fortalecer el poder de negociación de los pequeños y medianos productores y generar una trazabilidad sostenida), diversificación exportadora, adhesión a nuevos bloques económicos, fortalecimiento logístico, y digitalización con trazabilidad. No basta con exportar más, hay que exportar mejor.
La incesante búsqueda de la inversión extranjera
Este no es un llamado al pesimismo, sino a la acción. Ecuador tiene el potencial de ser un jugador estratégico en América Latina, pero requiere voluntad política, visión empresarial e integración regional real. Es hora de que dejemos de pensar en el comercio exterior como un asunto de aduanas y contenedores, y lo veamos como lo que realmente es: una herramienta de poder, desarrollo, posicionamiento global y en nuestro país, un componente importante para sostener la dolarización. (O)
Jorge Ortiz Merchan, máster en Economía y Políticas Públicas, Durán