Ese es el título del libro de la autoría de César Augusto Quiñónez González. Un personaje, ejemplo de superación y perseverancia en alcanzar metas y objetivos. Nació el 24 de diciembre de 1988 en la ciudad de Milagro.
La ciudad San Francisco de Milagro, conocida también como la localidad de las piñas y la caña de azúcar, fue el escenario en donde César Augusto relata con lujo de detalles en su obra las adversidades que tuvo que enfrentar para surgir.
Proteger nuestra identidad cultural
Los años iniciales de su existencia estuvieron marcados por las inclemencias sufridas en su hogar. La rudimentaria educación y cultura de sus progenitores y la severidad de los castigos constantes de su padre, quien lo obligaba a trabajar desde su infancia, crearon en su interior sentimientos de rencor, desesperanza y rebeldía en contra de su progenitor.
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Por estas circunstancias, su educación fue irregular, además de que también en la escuela fue afectado por el mal trato de su maestra y por el rechazo de ciertos compañeros por ser afrodescendiente. Todos estos factores contribuyeron a que huya de su casa con un rumbo incierto. Deambuló por su ciudad en la búsqueda de hallar la paz.
En su caminar se encontró con un grupo de niños que habían pasado por circunstancias parecidas y subsistían pidiendo dinero a la gente, frecuentando también restaurantes para recibir alimentos. En virtud de la soledad se unió a ellos adoptando su costumbre de andar descalzos.
Después de transcurrir un tiempo, empezaron a surgir entre ellos actos delincuenciales como robar y consumir drogas, César decide alejarse de sus compañeros y empezar una nueva etapa. Es así que emprende un estilo de vida diferente y empieza vendiendo caramelos en los buses de transporte, adoptando un léxico poético aprendido de memoria. A sabiendas de que está actividad no duraría mucho tiempo, emprende viaje a Durán, en donde tiene que volver a dormir en el piso arropado con un cartón como solía hacerlo en su ciudad de origen con sus amigos. Posteriormente buscando un mejor porvenir se traslada a la ciudad de Guayaquil, lugar en donde recibirá las experiencias jamás imaginadas.
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Una invitación de un alto ejecutivo del Colegio Cristóbal Colón, institución perteneciente a la comunidad salesiana, marcó un hito en la historia de este joven que fue el inicio para posteriores realizaciones. En esta institución formó parte del albergue para niños de la calle. Otra de sus conquistas que señala es haber conocido a Dios y a Jesús, además retomó sus estudios, habiendo culminado posteriormente sus etapas educativas con las mejores notas. La parte espiritual, menciona, le ha servido en muchos aspectos, especialmente para perdonar a su padre y a los demás con quienes tuvo diferencias.
Cambien el yo, por el nosotros
El personaje en mención es actualmente un orador motivacional, psicólogo, conferencista y habla tres idiomas, español, inglés y portugués.
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Me complace haber conocido y conversado con César en la Feria del Libro, conservo su obra y más que todo guardo en mi inconsciente la imagen del hombre que habiendo sido un niño que padeció tantas adversidades nunca dejó de perseverar en lograr ser una persona de bien. (O)
José Franco Castillo Celi, psicólogo y médico naturalista, Guayaquil