Recuerdo de niño las grandes partidas históricas entre jugadores soviéticos y norteamericanos. Fisher, Karpov, Kasparov. Era el contrapunto a los deportes clásicos con un arte de la estrategia y la visión de hacia dónde va tu juego, la memoria de movimientos infalibles con los nombres del jugador que los hizo suyos. Táctica y estrategia, como decía Benedetti.
Putin, desde mi perspectiva, lleva más de veinte años preparando y diseñando este conflicto. Occidente sabía que era posible, pero no probable, y se preparaba sin mucho interés y arrastrado por el día a día y los cambios de gobierno. Entonces decidió invadir Ucrania. La comunidad internacional, con un orden basado en el Estado de derecho, la democracia y la defensa de las minorías, se unió en el rechazo a la invasión y acometió sanciones inteligentes e impensables. Actúa con un brazo atado a la espalda porque debe respetar el derecho internacional de los derechos humanos y humanitarios. Además de los actores visibles, (políticos, gobernantes, empresarios y sociedad civil) están los invisibles y espirituales como los jefes de las distintas religiones, entre ellos el papa Francisco. La diplomacia vaticana y su jefe máximo saben lo que es un poder omnímodo aquí en la Tierra y pueden hablar de frente con un dictador, salvando las distancias. China, Irán, Corea del Norte contienen la respiración. Ucrania sufre y padece los horrores de una guerra injusta, sin motivo, y el resto del mundo tiembla por ellos y por su posible expansión. (O)
Luis Peraza Parga, Bellaire, Texas, Estados Unidos