El despilfarro y la corrupción se ha diseminado por el país a través de estas entidades que gracias a la mal habida Constitución del 2008 fueron creadas, en búsqueda de la descentralización, que ha servido para multiplicar la burocracia y empobrecer al país.

No se sabe cuántos millones de dólares se irán en estas entidades, o cuántos millones recaudan con multas y tasas, y a su vez cuántos millones se reparten en contratos con compañías que hacen revisiones y las recompensas por las multas de radares.

Reclamo a la Comisión de Tránsito del Ecuador

Eso sí, brillan por su ausencia los oficiales de tránsito, a lo mucho, presentes después de accidentes o a veces, cuando los semáforos no sirven. Estos, que a lo mucho sirven para tomar fotos a vehículos mal estacionados, no combaten la delincuencia ni hacen nada acerca de los vehículos sin placa, a toda velocidad, con vidrios polarizados, y difícilmente lo harán porque no tienen la instrucción y los equipos necesarios para aquello.

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Ni qué decir de las facultades descabelladas no solo de revisar vehículos, sino de registrar actos varios como el cambio de propietario, sin siquiera cumplir requisitos, incluso existiendo gravámenes de por medio, lo cual es una culpa compartida con la famosa Dinardap.

Un dicho muy popular

Es necesario derogar la Constitución y establecerse un sistema centralizado de control de tránsito (en un país tan chiquito) que impida la existencia de estas instituciones con sueldos de lujo y facultades extraordinarias, y que en la práctica han dejado en el abandono el control de las calles y carreteras del país, sentenciándonos una vez más al mundo distópico de Mad Max a quienes queremos vivir en la modernidad y no un mundo donde mandan la pillería manifestada en felonías, vehículos destartalados, muertes y dolor. (O)

Roberto Francisco Castro Vizueta, abogado, Guayaquil