Educamos a nuestros estudiantes para la vida, para que todos los conocimientos adquiridos sean aplicados de una u otra manera en la vida cotidiana; sin embargo, me hago una pregunta, la misma que me hice hace 30 años cuando cursaba el primer año de colegio.
En aquella época me gustaba utilizar el cabello largo, era uno de los mejores estudiantes del salón. Sin embargo, en la primera sesión que se presentó la maestra de Lengua y Literatura me llamó la atención por mi cabellera, lo mismo ocurrió con la docente de Inglés.
Mi rebeldía de muchacho adolescente sintió mucha ira, quería contestar de forma altanera, pero dejé pasar algunos segundos y respondí: “Con mucho respeto, profesora, me gusta mucho utilizar el cabello largo, quisiera saber si hay algún reglamento interno en donde se indique que no puedo tenerlo”.
Publicidad
Un nuevo enfoque a la educación fiscal
El malestar de las docentes fue tan grande que me llevaron ante la psicóloga del plantel, ella me escuchó y me dijo: No tenemos ahora mismo un reglamento interno, pero es necesario que te cortes el cabello por el bienestar de tus padres que te están apoyando en tus estudios.
De una u otra manera bajó la rebeldía que tenía, pero seguía el malestar por dentro al saber que, al siguiente día, me presentaría con mi cabellera corta.
Pasó un mes y las dos docentes se dieron cuenta de que era uno de los mejores estudiantes de la clase, y me decían: “Usted es un excelente alumno y así no se quería cortar el cabello”, lo único que hice fue sonreírles irónicamente, ya que había sido discriminado sin haber conocido mis capacidades como estudiante.
Publicidad
En la actualidad soy docente de Educación Física y me sigo haciendo la misma pregunta de hace 30 años. ¿Es necesario seguir controlando estos estereotipos en nuestros estudiantes? A mi parecer, es irrelevante.
Me parece irrelevante, porque hay muchas cosas más importantes de trabajar por la educación, como mejorar nuestras emociones, formar líderes emprendedores y mejorar la comunicación de nuestros estudiantes.
Publicidad
Si bien es cierto existen los códigos de convivencia, pero estos deben de ser amparados por la Ley Orgánica de Educación y cuando estos estén realizados, ser socializados por toda la comunidad educativa.
Seguramente tendré muchos opositores con mi manera de pensar, pero en mi forma de ver la educación, el respeto tiene un significado mucho más significativo. Prefiero tener a un estudiante con cabellera larga, pero que me salude, que sea aplicado, que tenga un dominio de sus emociones, que tenga el don de ser un líder positivo con sus compañeros y que tenga el poder de comunicarse en todo momento con mucha asertividad. (O)
Jesús Varas Bajaña, docente, Daule