La corrupción ha avanzado tanto en nuestro amado Ecuador que he llegado a pensar que ni siquiera ciertas instituciones financieras se liberan de esta lacra. Una desagradable experiencia con una cooperativa de ahorro y crédito me exige pensar así.
La necesidad me obligó a acudir a un cajero de una cooperativa de ahorro y crédito ubicado en la ciudad de Ibarra, para retirar dinero de mi cuenta bancaria. Lo más lógico es que pueda reclamar y obtener una respuesta por parte de la cooperativa, pero no sucedió así. La cooperativa no dio la menor importancia a mi reclamo, menos si soy una persona natural de la tercera edad. Para mí esto es parte de la corrupción y lo peor es que no hay a quién acudir en busca de ayuda.
Todo el camino recorrido buscando una respuesta del paradero de mi dinero me hace pensar que a lo mejor no soy la única persona caída en este abuso y afirmo nuevamente, eso también es corrupción. (O)
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Gladys Elena Tello Oñate, Quito