El día martes 1 de agosto de 2023 he sido molestada en dos ocasiones, y me han molestado durante otras fechas por enésima vez trabajadores del Gobierno ecuatoriano, empleados para realizar el famoso censo poblacional, que ya tiene casi un año y hasta el día de hoy no lo terminan.

¿Es que no tienen en qué otra cosa gastar los impuestos de los ciudadanos?

¿No pueden emplear esta plata que están gastando en hacer algo más provechoso para la sociedad?

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En tres ocasiones me han ‘tomado’ tres ‘radiografías’ de mi vida con preguntas repetitivas, sin sentidos, que no veo en qué me puedan ayudar a mí o a nadie.

Ahora en el mes de agosto regresaron a mi domicilio. ¡Para qué!

¡Qué más quieren saber que ya no les haya dicho anteriormente?

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¿O es que tan mal realizan los trabajos los empleados por el Gobierno que los tienen que mandar una y otra vez?

Antiguamente cuando este país en algo funcionaba, no como ahora que es un desbarajuste en todo sentido, el censo nacional de población y vivienda se realizaba en un día domingo, se cerraban los límites de las parroquias con controles de los militares y el censo se llevaba a cabo en un solo día, como es en las elecciones de autoridades; eso era todo.

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Eso se hacía en una época en que no existían las tablets o las computadoras portátiles con las que andan ahora equipados los censistas, y pegaban un adhesivo en la puerta de la casa, indicando que ya estaba censada.

Ahora tengo una colección de adhesivos en la puerta de mi casa (la goma de los adhesivos daña la pintura de la puerta), que según se ve no sirven para nada porque ‘el censo sigue su marcha’. Quién sabe hasta cuándo...

Pero a mí ¡no me molesten más! Hagan de cuenta que yo no existo. (O)

Nelly Mercedes Lozada García, jubilada, Guayaquil

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