Los hijos cuando son niños aman, juegan, son cariñosos con los padres. Cuando crecen, tienen compañeros de estudios, amigos, parejas; dejan solos a la mamá y al papá; solo regresan a ellos cuando necesitan dinero, ayuda, están en problemas, etc. No importa lo que sea, ellos siempre están ahí para dar todo lo que pueden y hacer felices a sus hijos.

Ciertos hijos tratan a los padres con ingratitud, crueldad... Si aún tenemos padres, no los olvidemos. El día de mañana seremos como estos árboles viejo, si no es que ya lo somos. “Honra a tu padre y madre para que disfrutes de una larga vida en la tierra” (Éxodo 20: 12) y quinto mandamiento. (O)

Kléber Wilfrido Barragán Hernández, licenciado en Comunicación, Guayaquil