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Tienes que activar dentro de tu ser la compasión, la bondad, la paz, la claridad, porque el ser humano se ha contagiado de avaricia, poder y odio.
¡Cuánto amor recibo de mi familia que ha sido capaz de llenar este vacío existencial que se aborda en momentos duros de una enfermedad!
Analicemos el uso que le damos al tiempo, puede ser que estemos dando mucha atención a nimiedades.
El papa emérito Benedicto XVI y el futbolista Pelé, fueron brillantes y son reconocidos como tales en todo el planeta.
Cuando nos tratamos bonito, nos damos ánimo, nos sentimos más seguros; si cometemos algún error, reflexionamos y seguimos adelante.
Dios, al que ciertas ideologías políticas desean sacar de nuestro corazón, es quien inspira a no matar, a respetar la vida, a no robar, no ser corruptos...
Valora el amor, la vida, las ocurrencias que hacen los niños con alegría al ver a un ser querido, acercarse, escucharle y abrazarle.
A la madre Teresa de Calcuta, premio Nobel de la Paz, le preguntaron qué se hace para promover la paz mundial, respondió: “Ve a tu casa y ama a tu familia”.
Me gustaría que todos nos sintiéramos hermanos y en fraternal amor nos volviéramos más humanos.
Que venga el Niño Jesús y la oración que a nadie hace daño; la Navidad es amor y conciliación.
Hagamos la promesa los ecuatorianos que haremos todo para tener el día de hoy una noche de paz y pedir perdón, amor al Niño Jesús.
Ir de flaquezas a fuerzas, a voluntades invencibles; tener valores, amor, valentía de levantarse del césped; ser persona de palabra, no fantoche....
Dios es amor. Dios nos ama y nos envía a su Hijo. El que permanece en amor, permanece en Dios.
Que Dios guíe los pasos de la prensa y del presidente; les brinde salud y sabiduría para sacar adelante al Ecuador.
Predisponernos para la Navidad preocupándonos más del prójimo –nuestros hermanos–, siendo solidarios, caritativos y regalando amor.
Es una pena que ciertas empresas no vean qué tipo de personas entran a laborar en ellas, faltos de humanismo.
Navidad no es derroche de cosas para adornar la casa, pero podemos compartir ropa, alimento, medicinas, dinero, con los pobres.
Hagamos obras por los pobres, hambrientos, enfermos, analfabetos, abusados, esclavizados, huérfanos, ancianos, abandonados, etc.; eso es ser santos.
Los turistas cuando encuentran en un país servicio honrado, no los estafan ni les cobran caro, después quieren regresar.
A quienes cometen horrendos crímenes se los podría declarar enfermos sociales y aislarlos de por vida para garantizar la seguridad ciudadana.