El IESS se encuentra soportando una situación calamitosa y preocupante. Todos conocemos la situación crítica que ha llegado a niveles inusitados, hasta el punto de vaticinarse que en poco tiempo puede ir a la quiebra al carecer de fondos para cubrir las obligaciones que mantiene con los afiliados, jubilados, pensionistas de diferentes categorías, manejo de cesantías, fondos mortuorios, préstamos, compra de medicamentos e insumos, entre otros.

Esto es el resultado de la metida de mano de pésimos gobiernos que de manera más irresponsable quebraron a la institución. En el correato se suprimió el 40 % de contribución a las pensiones, sumado a directores acusados presuntamente de tráfico de influencias, de sobreprecios, obras inconclusas. Además, la cobertura de salud del Seguro Social Campesino, que suma 1′142.638 asegurados que se benefician pagando apenas $ 1,79 mensuales. Para esto está la red de hospitales estatales y no esperar que las escuálidas aportaciones de los trabajadores sirvan para cubrir toda la salud del país. No es posible que unos hayan aportado 30 y 40 años, y otros se aprovechen y nada aporten. Los afiliados se quejan por el cobro de servicios no recibidos, como es el caso de las clínicas particulares, Solca y empresas distribuidoras de medicamentos. ¿Dónde está la asociación de afiliados, jubilados y pensionistas? El IESS debe ser dirigido por sus afiliados y eliminarse el cargo de representante del Gobierno en el Consejo Directivo. (O)

Robespierre Rivas Ronquillo, periodista, Guayaquil