Con los nuevos fotorradares, que podemos llamar pulporradares, por tener varias cámaras apuntando a todos los ángulos desde un mismo soporte y con capacidad de grabar video y no solo fotografías, podemos ver el fin del fotorradar y las multas sin sentido a los ecuatorianos.

La mafia de los fotorradares

¿Y a qué se debe eso? Pues a que el pulporradar graba videos, lo que sí sirve para todo juicio y como mecanismo de defensa para el ciudadano, y de eso se trata justamente la función del videorradar que siempre fue ocultada por quienes han atentado económicamente contra los ecuatorianos. Supongamos que el pulporradar solo tomara fotos y no videos, de pronto a las personas les llega a su mail una foto del momento en que viran por la esquina con el título de “multa por estacionarse en la esquina y obstruir tanto el paso cebra como el paso a los otros vehículos”, como si hubiera estado estacionado varios minutos en plena curva, ¿no es eso un pretexto para imponer una multa contra el conductor? Pues es tal y como pasa con los fotorradares actuales, que multan tanto a buenos conductores como a quien sí comete infracciones.

Solo el videorradar puede ser considerado un elemento de convicción en un juicio dentro de un país...

Ese es el truco perverso, usar fotos y no videos, en complicidad con autoridades, de tal forma que incluso han podido imponer las coactivas. Esto debe investigarse para aplicar correcciones, no solo investigar para olvidar como han hecho hasta ahora en otros casos algunos delincuentes de Estado de la mal llamada justicia.

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El problema de los radares

Solo el videorradar puede ser considerado un elemento de convicción en un juicio dentro de un país que aplique Estado de derecho, mientras que el fotorradar solo en un Estado de facto, por lo que impone continuamente un método contradictorio basado en un mecanismo obsoleto que no incluye la defensa, ni los hechos, ni manera de contrastar con los otros vehículos que aparecen en la foto. (O)

Omar Villegas Velasco, Guayaquil