Los vicentinos tenemos muchas razones para sentirnos orgullosos de haber estudiado en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte de Guayaquil, que no necesitamos agregarle nada. Digo esto por el proyecto denominado la ‘Avenida de los Presidentes Vicentinos’ donde se colocarán los bustos de quienes han ejercido la Presidencia de la República y estudiaron en el Vicente Rocafuerte.
Vicentinos impulsan avenida como tributo a 18 presidentes que pasaron por las aulas de plantel
Considero que en esta avenida deberían estar solo los presidentes designados por elección directa, cuyo poder nazca de la voluntad popular expresada en las urnas. No por subrogación de funciones, peor por decreto supremo, ni cualquier otro artificio. Digo esto porque nuestra historia republicana es bastante confusa y las tiranías no van con los vicentinos. Hay una lista de 18 presidentes que debería ser revisada.
Primeros bustos y pedestales de la avenida de los presidentes vicentinos ya están casi listos
Se deberían revisar los casos de José María Plácido Caamaño, quien murió exiliado en España; Alfredo Guerrero Martínez, encargado del poder por tres meses; Francisco Arízaga Luque, Francisco José Boloña Rolando y Pedro Pablo Garaycoa Cabanilla, integrantes de una junta provisional que gobernó por seis meses; Pedro Pablo Egüez Baquerizo, integró otra junta después de la anterior; Luis Alberto Larrea Alba, se le encargó el poder y renunció a los 52 días; Antonio Pons Campuzano, fue presidente por 35 días y renunció; Carlos Alberto Arroyo del Río, aceptó el Protocolo del Río de Janeiro y fue derrocado por la revolución del 28 de mayo de 1944; Otto Arosemena Gómez, elegido presidente por una Asamblea y gobernó menos de dos años; Alfredo Palacio González, asumió el poder tras la destitución de Lucio Gutiérrez, fue juramentado al apuro sin banda presidencial en un centro de estudios por Cynthia Viteri, pri mera vicepresidenta del Congreso después de destituir a su presidente.
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Exalumnos vicentinos expresidentes de la República
Ojalá que estas historias no se repitan nunca más. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, Samborondón
