Así nos observan y nos califica el embajador de los Estados Unidos, también los extranjeros que residen en Ecuador y fuera de él; cómo pensarán, vivirán y sufrirán nuestros ciudadanos en general sabiendo que nuestro país está en la cúspide mundial de la delincuencia y la corrupción. Amas de casa no quieren salir a realizar sus actividades por la delincuencia y los vejámenes; los negocios en general se venden, cierran por los asaltos, graves perjuicios económicos y lamentaciones fatales, sumadas las vacunas; se convierte nuestro país en un nuevo Chicago de la era de Al Capone.

No es posible que en lugar de avanzar y progresar hayamos retrocedido abismalmente y luego de haber sido una isla de paz, ahora seamos un país reino de corrupción. El ‘Gobierno del encuentro’ tiene que encontrarse así mismo y cumplir con las promesas de campaña que están en el limbo; que busque la ayuda de las universidades, instituciones, expertos en seguridad, y aporte de nuestras Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional, gobiernos provinciales, para combatir el gran fenómeno social que ha cogido cuerpo y nos está afectando grandemente. En muchas ocasiones el presidente ha decretado estado de excepción que no ha dado frutos. Existen muchos delitos en Ecuador, ataques de sicarios dejando muerte y dolor, negocios lucrativos del tráfico de drogas, narcotráfico... Finiquitemos la tabla de consumo de drogas (muerto el perro acabada la rabia). Crear centros de desintoxicación que deberán tener atención de especialistas.

Ecuador debe cortar los bonos a ciertas personas menesterosas que no son bien utilizados y en su lugar entregar alimentos, de acuerdo a un censo que justifique la verdadera necesidad de familias pobres. Dios da a sus hijos la caña para pescar y con ello les da siempre el alimento.

Publicidad

Franklin Gallegos Avilés, teniente (S.P.), Guayaquil