La psicosis de las rejas

Cuando el señor Aquiles Alvarez asumió la Alcaldía de Guayaquil manifestó que lo primero que haría sería sacar todo el enrejado del Malecón, pero eso no sucedió. El alcalde analizó que los daños que ocasionan los comerciantes informales y las bandas delincuenciales evitaban la presencia de turistas nacionales y extranjeros, por esto, considero, que optó de inmediato por reforzar dichas rejas con un alambrado eléctrico para brindar seguridad y control, sumado a la presencia de agentes metropolitanos y guardias de seguridad privada.

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Mas, sucede que hace unos días personal de la Dirección de Justicia y Vigilancia se presentó en Los Ceibos y procedió a cumplir una descabellada orden y comenzaron a sacar las rejas que los moradores habían costeado con la finalidad de mantener mayor seguridad y control en el ingreso y egreso de residentes, visitantes y más.

En un formidable discurso político del burgomaestre ofrecía sumar más policías metropolitanos para que estos se sumen a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, y así brindar mayor seguridad a la ciudad combatiendo contra la delincuencia. Pero todavía el pueblo guayaquileño espera que esta promesa se cumpla y baje el índice del auge delictivo, para evitar la proliferación de rejas en las diferentes ciudadelas y barrios, obligando a la ciudadanía a encerrarse en sus domicilios y a cerrar sus negocios. Esta situación ha creado una psicosis del miedo.

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Comprendo lo difícil que es estar al frente de una ciudad que cada día crece más y de forma desordenada, pero no es imposible poner orden cuando se aplica la ley de la sanción pecuniaria que afecta el bolsillo, pero que obliga a disciplinarse. Dura lex, sed lex (la ley es dura, pero es ley).

Lo felicito señor alcalde, porque ha permitido abrir fuentes de trabajo para nuestros compatriotas, comerciantes informales, abriendo mercados libres en donde puedan funcionar y así evitar que invadan las calles, convirtiendo a esta bella metrópoli en un pueblo pobre. También hay quejas por los innumerables baches que existen por diferentes zonas, la limpieza de los canales para evitar inundaciones y diferentes problemas de salud por las aguas estancadas y putrefactas. Usted es un hombre joven y con buenas intenciones en donde se avizoran mejores caminos dentro del trajinar político, todo radica en trabajar con manos limpias, de tal manera que cuando no se roba alcanza la plata para mejores obras. Exija con criterio e inteligencia las rentas que le pertenecen y cumpla con su promesa.

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Por último, deje de pensar en las rejas, tire abajo esa ordenanza, estas rejas fueron instaladas por los propios moradores para mantener una mejor seguridad, sé que suena feo, pero vivir en una ciudad amurallada, no es lujo, es vivir encarcelados.

Los mejores deseos de vuestra administración. (O)

Franklin Gallegos Avilés, teniente en servicio pasivo, Guayaquil