El año pasado tuve un accidente que me cambió la vida. Estaba bajándome del bus y los tirantes de mi mochila se quedaron atrapados cuando el chofer cerró la puerta. Me arrastró unos metros y me quedé con el brazo izquierdo muy lastimado. No podía mover la mano, ni levantar el brazo. Sentía que ya no iba a poder volver a trabajar.
Pero todo cambió cuando empecé mis terapias en el área de Rehabilitación del Hospital Los Ceibos. Al principio fue duro, no podía ni cerrar los dedos, pero los terapistas nunca me dejaron rendirme. Gracias a ellos hoy ya puedo mover el brazo, agarrar cosas, y poco a poco estoy volviendo a mi vida de antes.
Gracias a ese gran grupo de profesionales que me ayudaron a recuperar no solo el movimiento, sino también las ganas de seguir luchando. Aún me queda camino, pero sé que con su ayuda lo voy a lograr.
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En cuanto a la Agencia de Tránsito Municipal (ATM), hacen un buen trabajo. Solo sigan ayudándonos a controlar que los choferes tengan más cuidado al dejar y recoger pasajeros para que lo que me pasó a mí no le suceda a nadie más. (O)
Carlos Ordóñez Suárez, Guayaquil