Viajaba de regreso de la playa por la vía a la costa, lo hacía con precaución de no rebasar el límite de velocidad actual de 70 km/h. Intentaba mantenerme bajo esa velocidad, aunque me percaté de que estorbaba a otros vehículos, incluso a algunos pesados, los que iban por el carril de la mitad de la vía procurando rebasarme. Sin embargo de que tomé estas precauciones me ha llegado al día siguiente la notificación de una multa por exceso de velocidad, supuestamente porque alcancé los 76 km/h. Por supuesto, como lo harán la mayoría, decidí pagar la multa correspondiente, pues es poco motivante entrar en un proceso de reclamación que se entiende es bastante engorroso. No hay una manera fácil de hacerlo, para ello se tiene que probar que el radar se ha equivocado, algo que, como es de suponer, será muy difícil de hacer para el ciudadano común. Lo que sí está claro es la alta eficiencia que ha demostrado la ATM para implementar estos equipos, de “alta precisión”, en cada vez más sectores de la ciudad. Son “tan eficaces” que registran un leve aumento de velocidad, aunque este quizá ocurra por unos segundos.

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Por otro lado, llama mucho la atención que esa misma eficiencia no les alcance para detectar y controlar los muchos vehículos de alta gama que circulan sin placas y con todos sus vidrios oscuros por las calles de Guayaquil. Ese mismo día fui rebasado por algunos de estos vehículos, los que iban a bastante más velocidad que mis supuestos 76 km/h. También me he preguntado si esa misma eficiencia no les sirve para hacer un control, básico al menos, de los muchos motociclistas que circulan sin acatar ninguna norma de tránsito, por cualquier parte de la ciudad, como cruzar los semáforos en rojo, ir en contravía, e incluso competir con los peatones por las veredas y pasos peatonales. Estas conductas de conducción no son detectadas de ninguna manera, estas atentan contra la seguridad de todos y de ellos mismos, pues muy pocos llevan cascos y hasta van con cuatro pasajeros en una moto. Uno llega a preguntarse si es que a la ATM no le compete hacer este control, o es que no les interesa este tipo de infractores. Considero bastante curioso ese contraste, el de su alta eficiencia para detectar infractores que exceden la velocidad por muy poco, de los que, en mi opinión, deben generar millones por multas al mes, y su casi nula efectividad para controlar otro tipo de infracciones, como las mencionadas aquí. (O)

Kerwin Jack Díaz López, Guayaquil