Millones de personas en el mundo, al tenor de lo que dice la Biblia, toman la Ley de Dios que por la multiplicidad de evidencias saben que se cumple inexorablemente.

Hace siglos Salomón (según Proverbios 1:7) dijo: “El principio de la sabiduría es el temor a Dios”. Significa que es de sabios tenerle un inmenso respeto y obedecer sus preceptos. Así también hay millones de personas en el mundo que no toman en cuenta la Ley de Dios, que por sus acciones se observa que no la conocen. Respetando la libertad de cada persona, Dios da la oportunidad con sus enseñanzas, si deseamos o no escogerlas, y nos llama a nacer de nuevo, dice (Juan 3:3); dice que el que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios. Significa que una persona puede ser la más honesta del mundo, pero para ser salva debe recibir a Jesús como su Salvador, porque Él es la resurrección y la vida: “Yo Soy la resurrección y la vida, el que cree en mí aunque esté muerto vivirá” (Juan 11:25). (O)

Carlos Timoleón Garcés Montiel, contador, Guayaquil