Las permanentes protestas populares, principalmente, provenientes de los pueblos, comunidades y nacionalidades indígenas, no solamente son consecuencia de las drásticas e inconsultas medidas económicas, que imponen todos los gobiernos nacionales de turno, sino principalmente del abandono y desatención a sus acuciantes necesidades, desde el poder central, porque cada presidente que llega promete y se compromete, pero jamás cumple con su palabra.
Los engaños y marginación, al que han sido sometidos los poblados rurales, los pequeños agricultores y ganaderos, emprendedores y artesanos del campo, han venido acarreando año tras año, provocando indignación, descontento y malestar, desembocando en justas protestas y movilizaciones populares, buscando encontrar respuestas claras, sinceras y responsables de las autoridades gubernamentales competentes.
Además, muchos dirigentes campesinos, recalcan que los candidatos políticos solamente los buscan en época de elecciones, cuando necesitan su voto; los utilizan para alcanzar sus intereses personales, y cuando llegan al poder, se olvidan de quienes les entregaron su confianza en las urnas, y los dejan a un lado, ni los vuelven a ver y mucho menos regresan a visitarlos en sus comunidades rurales y cabeceras parroquiales.
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Y para colmo, los jefes de Estado nombran o designan “a dedo” a personajes desconocidos, sin trascendencia ni experiencia en la administración pública, como ha venido ocurriendo en los últimos años, con los gobernadores y gobernadoras de cada una de las provincias del Ecuador, quienes han fracasado y fracasan en su gestión, sobre todo en los momentos de convulsión social que se vive de manera permanente, cuando los representantes del Ejecutivo no buscan el diálogo y no intentan, por lo menos, viabilizar acercamientos o convocar a reuniones para escuchar y atender planteamientos y propuestas populares.
Ecuador: fomentemos soluciones
Estas también son las consecuencias del descontento popular, no solamente por las medidas económicas, que afectan a los sectores populares y de bajos ingresos económicos, sino por el quemeimportismo, la incapacidad y negligencia de todos los gobiernos nacionales a su turno en atender con urgencia y prioritariamente las necesidades de quienes con su trabajo sacrificado y esforzado producen los alimentos agropecuarios para las poblaciones urbanas. (O)
Arturo Lara Noriega, comunicador social, Riobamba