En la Asamblea Nacional suceden barbaridades. Un grupo de asambleístas –omito llamarles legisladores– pusieron a disposición sus cargos para llevar adelante la ridícula payasada de tratar de destituir al presidente de la República, cuya sesión se hizo a pretexto de una crisis política que no existió y de una conmoción creada por seguidores del prófugo en el ático en Bélgica, al decretar la amnistía a los mismos responsables de la destrucción por el paro en Quito, en octubre de 2019; y volvieron a destruir el mes pasado la propiedad pública y privada de los quiteños.
Si pusieron a disposición sus cargos durante el paro, por qué siguen en la Asamblea creando en su interior más problemas, con asuntos que no son de interés de la ciudadanía, ¿será porque existe un presidente temeroso de la dictadura del voto y que le destituyan? Ahora la Asamblea removió a su segunda vicepresidenta por haber propuesto una moción que no fue aprobada. Pero nada hacen los asambleístas para descubrir el delito de fraude que se pretendió perpetrar con los votos para destituir al mandatario Lasso, durante el paro nacional en junio. En esta seudodemocracia con la dictadura del voto, se violan las leyes. Cuando era legislador el doctor Álvaro Pérez se presentó en el Congreso Nacional un proyecto para reformar la Constitución, en el sentido de que el legislador que presente un proyecto de ley que contenga una disposición que viole la carta magna, y los legisladores que con sus votos contribuyan a vulnerarla, perderán su cargo de legislador. ¿No sería conveniente recoger ese proyecto de reforma y ponerlo en práctica para evitar estas actitudes de las mayorías que creen que con sus votos están sobre las leyes? Muchos asambleístas creen que lo bueno es malo y lo malo que hacen reñido con la ética y moral es bueno; como ‘brillantes’ alumnos que son del prófugo en el ático. (O)
Gustavo Chiriboga Castro, abogado y economista, Quito