Muchas personas se identificarán con la amarga experiencia con la CNT (Corporación Nacional de Telecomunicaciones). A mi correo me mandó una notificación de juicio de coactiva por una deuda. Fui a las oficinas inmediatamente. En efecto, hace diez años adquirí un plan de telefonía celular, pero luego de un año por mal servicio y poca cobertura me cambié a otra empresa operadora.

La CNT recibió la solicitud para hacer mi traspaso a la otra operadora, pero olvidó comunicarme que había unos centavos que liquidar por esos cinco días que estuve sin servicio. Después de diez años, me aparece una deuda de $ 37, más los intereses, valor que luego de una considerable espera en la agencia de la CNT en el Mall del Sol porque el servicio de internet es muy lento, intenté pagar con tarjeta de débito, pero el data fast estaba dañado. Salí a buscar un cajero, regresé con el dinero, cancelé, me asaltó la suspicacia y pregunté a la señorita sobre una línea telefónica de la CNT que, antes, tenía en mi casa y por su pésimo servicio porque el aparato no emitía sonido, ¿si iban los encargados de la CNT el problema ameritaba trámite adicional?; entonces, para evitarme eso, podían hacerlo rápido de modo externo a un costo para dividirlo entre dos personas. Finalmente decidí anular esa línea, y hace tres años que no tengo línea fija en casa. La sorpresa es que había una deuda pendiente de $ 19, aparte de los intereses. Me enteré de que un familiar también tenía deuda e intereses de hace más de 20 años; o sea, el país está endeudado con la CNT. Pedí a un empleado un certificado de no adeudar, dijo que haga una carta con copia de mi cédula y después de tres días vaya a la agencia de la calle Boyacá. Ahí muchas personas esperaban, entre ellas señoras de la tercera edad, viudas, dijeron que les notificaron que les quitarían de sus pensiones de montepío para el pago de las deudas. Esto es un abuso. (O)

María Isabel Mendoza Arias de Testa, empresaria, Guayaquil