Una de las causas de las deficiencias en la educación es la situación de pobreza, sobre todo en el sector rural, donde no debería ocurrir porque es privilegiado en producción agropecuaria y climas excepcionales. Esto conlleva a una alimentación deficiente, empleo informal e incluso al desempleo. Al haber escasas fuentes de empleo y de educación son seducidos –sobre todo niños y jóvenes– por organizaciones que les ofrecen “una vida privilegiada”, como en las novelas y series de plataformas cinemáticas que romantizan actividades ilícitas.

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La base del desarrollo es la educación y esta debe ser obligatoria si un país sueña con el primer lugar en el mundo. El reto es hacer que la cifra obtenida por el INEC de las 472.228 personas analfabetas de Ecuador, se convierta en cero, empezando con programas sociales, escuelas comunitarias para padres; una tarea comprometida entre los sectores público y privado, las ONG, articulados con los GAD. Algo esencial también es la voluntad individual de superarse.

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La educación de calidad aleja y elimina a la delincuencia, el maltrato y el subdesarrollo. Un ojito por favor a este lado del país que garantiza votos en campaña; y que requiere también la retribución del compromiso de los actores políticos. (O)

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Elizabeth Terán Rojas, comunicadora social y escritora, Quito