La activación del pensamiento en los estudiantes es esencial para formar ciudadanos críticos y comprometidos. Las rutinas de pensamiento son herramientas que nos permiten lograr este objetivo, fomentando un aprendizaje activo y significativo en el aula.
Las rutinas de pensamiento son estrategias que estimulan la curiosidad y el análisis. Al implementarlas, los alumnos no solo memorizan información, sino que aprenden a cuestionar, reflexionar y conectar conceptos, transformando el aula en un espacio dinámico.
Al utilizar la rutina “veo, pienso, me pregunto”, los estudiantes observan un fenómeno, expresan sus pensamientos y generan preguntas. Este proceso activa su curiosidad natural y les permite explorar más.
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Estas rutinas promueven la colaboración entre compañeros. Al trabajar en grupo, los estudiantes comparten ideas y construyen conocimiento de manera conjunta. Este intercambio enriquece su aprendizaje y fomenta habilidades sociales esenciales para su desarrollo integral.
Implementar rutinas de pensamiento también ayuda a los docentes a identificar las necesidades e intereses de sus estudiantes; al observar cómo piensan y qué preguntas hacen, se pueden adaptar las enseñanzas.
Es importante recordar que activar el pensamiento no es solo responsabilidad del docente; los estudiantes deben comprometerse a participar activamente. Fomentar un ambiente donde se sientan seguros para expresar sus ideas es clave para el éxito.
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Las rutinas de pensamiento son una herramienta poderosa que transforma la educación. Al activarlas en el aula, no solo mejoramos el aprendizaje académico, sino que también preparamos a nuestros estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual con confianza. (O)
Roberto Camana-Fiallos, escritor y docente investigador, Ambato