Soñé que había sido invitado por el directorio del consejo superior del IESS como delegado de los jubilados para discutir el aumento de las pensiones jubilares:

Yo llevaba en carpeta solo dos puntos a discutir, aumento de pensiones y montepío. Mi primer pedido fue que en la reunión no intervenga ninguno de nuestros actuales ‘representantes’ impreparados y oportunistas, que con su silencio son cómplices y encubridores de nuestra desatención y de los males de la institución, por lo que pedimos su separación. Pasé luego a recordarle al directorio que durante cinco años no se han aumentado las pensiones, hemos destinado parte de nuestro dinero a la compra de medicinas y atención médica particular, por la deficiente prestación de salud del seguro social, lo que ha deteriorado más nuestra vida. Demandé un aumento de $ 5 por cada año de olvido para los jubilados; se me interrumpió para decirme que nuestro pedido era descabellado porque significaría la quiebra del IESS. Como en toda negociación tuve que ceder, y puse a consideración del directorio una tabla de aumento por edades, ejemplo, al jubilado que cumpla 65 años reciba un aumento de $ 10, al de 75 años, $ 15, y al de 85 o más años, $ 20 (considerando que este último tiene más quebranto en su salud), quedando congelados estos aumentos por cuatro años. Se produjo un receso y cabildeo. Resultado, nuestro pedido tuvo 4 votos a favor y 4 en contra, quedando pendiente el voto dirimente del director, quien ofreció darlo a conocer ‘a la brevedad posible’. Pasamos al asunto del montepío, les recordé que según el Registro Civil, de cada 10 jubilados fallecidos, se acogen al montepío de 7 a 8 esposas, por lo que es de justicia más atención a la mujer en sus peores años de soledad, pedí que el cálculo del montepío pase del 40 % actual al 50 %; otro receso, y fue aprobado por unanimidad. Demás está decir que la negociación terminó con un brindis; y los sueños, sueños son. (O)

Carlos Hernán Borja, Quito