Taiwán, una isla ubicada en el este de Asia, ha emergido como un líder destacado en la lucha contra el cambio climático, aun cuando no es miembro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), debido a su situación política. A pesar de su exclusión de la arena climática, Taiwán ha logrado notables avances en la mitigación de emisiones y la promoción de prácticas sostenibles, a través de su participación activa en instituciones internacionales como miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) o del Comité Olímpico Internacional (COI). Estas participaciones las realiza incorporando aspectos de sostenibilidad en la cadena de suministro, lo que facilita su alineación con la gobernanza climática internacional.

En los últimos años, Taiwán ha implementado políticas ambiciosas para reducir su huella de carbono. Ha invertido significativamente en energías renovables, con un enfoque particular en la energía solar y eólica. La expansión de parques eólicos y proyectos solares ha contribuido no solo a la diversificación de la matriz energética, sino también a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Otro aspecto clave del éxito de Taiwán en la gestión del cambio climático ha sido su enfoque en la eficiencia energética. A través de incentivos y regulaciones, el país ha fomentado la adopción de tecnologías más eficientes y sostenibles en diversos sectores, desde la industria hasta el transporte.

Una revisión de la forma en la que se aborda la participación de entidades no estatales en UNFCCC basada en los principios de inclusividad y cooperación internacional, permitiría a Taiwán presentar compromisos nacionales de manera formal, además de su participación en las negociaciones climáticas. En este sentido, Taiwán anunció su meta de emisiones netas cero en 2050, con una meta intermedia de reducción de emisiones al 2030 de 23 % a 25% respecto al año base (2005). A partir del presente año 2023, estos objetivos se encuentran respaldados por la Ley de Respuesta al Cambio Climático, convirtiendo a Taiwán en el decimoctavo país en el mundo en formalizar su promesa al 2050 en un cuerpo legal.

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En cuanto a transferencia tecnológica, Taiwán podría facilitar el uso de tecnologías verdes, el intercambio de mejores prácticas y una colaboración más estrecha en la investigación y desarrollo de soluciones climáticas a través de su Instituto de Investigación Tecnológica e Industrial, cuya hoja de ruta a 2035 considera los campos de economía circular, manufactura baja en carbono, y energía verde y ambiente. La visión de Taiwán incluye también la implementación de soluciones de mercado para el precio al carbono, como la Bolsa de Soluciones de Carbono en Taiwán que aglutina a más de 500 compañías y que brindará una respuesta efectiva al Mecanismo de Ajuste Fronterizo de Carbono de la Unión Europea.

En conclusión, Taiwán ha logrado avances significativos en la lucha contra el cambio climático, a pesar de no ser miembro de la UNFCCC. Su enfoque en las energías renovables, la eficiencia energética y la sostenibilidad ofrece lecciones valiosas para la comunidad internacional. Esperamos que Taiwan eventualmente pueda exponer y apalancar sus esfuerzos en respuesta al desafío climático global en esta ocasión. (O)

David Augusto Sánchez, Cofundador Fincec, Quito