Hace muchos años, cuando era niña, en familia solíamos pasar las vacaciones en Playas. Nosotros éramos inmensamente felices en comunión con el sol, la playa, las aves y el mar; todo muy natural. Nuestro horario en la playa era muy sencillo: de sol a sol.

Playas necesita seguridad, asfaltado...

Después de 20 años, en el 2011, se declaró toda la zona de playa, desde el área de Humboldt hasta el estero de Data, 14 kilómetros de zona protegida. Saltamos de alegría porque para entonces los estragos de la incivilización ya eran incontrolables: basura por doquier, construcciones invadiendo la playa e incluso autos, camiones y motos se desplazaban a toda velocidad espantando aves y turistas cuando la marea baja.

El administrador de esta maravillosa área protegida debe unir esfuerzos...

Sin embargo, después de 13 años nada ha mejorado, más bien tenemos al menos un problema más: la inseguridad. No son los guardaparques quienes monitorean la actividad natural de la playa; los que la monitorean avistando celulares u otros objetos para robar son jóvenes que surcan estos 14 kilómetros de playa sembrando miedo y ansiedad.

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Ecuador es hermoso, uno de los más biodiversos del mundo; por eso, cada año se oficializan más áreas protegidas, pero lastimosamente no existe presupuesto para ellas, quedando su accionar solo en papel.

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Si a esto sumamos la falta de estudios en áreas ambientales, falta de compromiso y entrega de guardaparques y administradores de áreas protegidas, el resultado es lo que tenemos en Playas: un caos. El administrador de esta maravillosa área protegida debe unir esfuerzos con la Policía, el Municipio de Playas, representantes de la Armada y la Gobernación para que de manera conjunta ayuden a Playas a resurgir como una verdadera área protegida, cuidando su riqueza natural y brindando seguridad a los turistas. Así podremos disfrutar del sol, la playa, las aves y el mar. (O)

Amparo Alvarado López, doctora en Medicina, Guayaquil