La inflación a nivel mundial se ha acelerado desde la crisis de la pandemia del COVID-19 por la restricción en la oferta dado por la crisis de la cadena de suministros y cierre de fábricas, así como por un aumento en la demanda de ciertos bienes, como los pasajes aéreos o bienes de consumo doméstico, especialmente en Estados Unidos. Al ser Ucrania uno de los principales exportadores de granos, su guerra con Rusia ha acelerado el crecimiento de los precios de alimentos. Adicionalmente, las sanciones internacionales a Rusia han llevado a la restricción en sus exportaciones y al aumento de precios de gas y petróleo, impactando principalmente a Europa. Es decir, la inflación en Europa tiene sus raíces en la oferta; mientras que en Estados Unidos, en la demanda. Los bancos centrales a nivel mundial han reaccionado aumentando las tasas de interés, como ha sido el incremento el mes pasado en 0,75 % por el Fed de Estados Unidos y por el Banco Central de Europa lo que representa un aumento de 3 % y 1,25 % en las tasas de interés de Estados Unidos y Europa, respectivamente, durante este año. La demora en el aumento de las tasas de interés del Fed se debió a la errónea percepción de que la inflación observada en el 2021 era temporal, especialmente considerando que en los últimos 25 años la inflación de Estados Unidos ha sido alrededor del 2 %, por lo que las predicciones econométricas históricas no podrían anticipar un salto tan alto de la inflación.

La demora en el aumento de las tasas de interés del Fed se debió a la errónea percepción de que la inflación observada en el 2021 era temporal...

Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe

Latinoamérica, por lo contrario, ha sufrido períodos prolongados de hiperinflación, como fue la década de los ochenta y noventa, en que la inflación promedio en la región llegó a 438 % en 1990. Por ello, los bancos centrales de algunos países de la región, previniendo un aumento excesivo de la inflación, aumentaron sus tasas de interés antes de que lo hagan los países desarrollados. El Banco Central de Brasil, gracias a la autonomía otorgada por el congreso en febrero del 2021, ha aumentado la tasa de interés de 2 % en marzo del 2021 a 13,75 % en septiembre de este año. El resultado de esta política es que la inflación ha caído de 12,1 % en abril a 7,17 % en septiembre. Aun así, Brasil pronostica un crecimiento anual del PIB de 2,7 %, el cual es muy cercano al crecimiento del 3 % esperado en China. En este año, el aumento en las tasas de interés también se ha sentido en Chile (10,25 %), Colombia (8,25 %), Perú (6,5 %) y México (5 %) lo que ha llevado a una reducción o desaceleramiento en el crecimiento de la inflación de estos países. En Ecuador, la tasa de interés disminuyó hasta abril y solo desde mayo se ha incrementado cuando se ha producido un importante crecimiento de la inflación. Sin embargo, su tasa de inflación (4,12 %) es una de las más bajas en la región gracias a la dolarización de la economía, mientras que las de Venezuela y Argentina son las más altas de Latinoamérica.

¿Por qué no baja el riesgo país?

En conclusión, el control de la inflación a través de una oportuna intervención de los bancos centrales, como se ha observado en Latinoamérica, es una importante lección para el resto del mundo y la dolarización de la economía es una alternativa importante para países con hiperinflación, como Venezuela y Argentina. (O)