Ecuador y la comunidad ecuatoriana residente fuera del país estamos conmovidos con el horripilante magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio Valencia. Nunca antes habíamos vivido tan de cerca algo tan fuerte y doloroso.

Contemporáneos de edad y colegas de profesión, tuve el gusto de conocerlo personalmente. Admiré su habilidad para debatir y probar la veracidad de sus investigaciones, su voz profunda, presencia impecable y su afición musical. Audaz, idealista de elevados valores de honor, ética y moral, y siempre buscador de la verdad, fue un auténtico periodista informando a la sociedad ecuatoriana.

¿Falló la seguridad policial de Fernando Villavicencio? Esto dicen expertos

Autor de innumerables investigaciones, jamás claudicó desenmascarando a quienes perjudicaban los intereses del país. Se caracterizó por denunciar y confrontar a funcionarios públicos y empresarios vinculados con actos ilícitos, los nexos del narcotráfico y el crimen organizado, tanto en Ecuador como en otros países de Latinoamérica.

Crítico abierto de la corrupción estatal y el crimen organizado, tenía una larga trayectoria en los asuntos públicos de Ecuador, en gran medida como antagonista de quienes estaban en el poder, siempre pisándoles los talones de sus malos pasos, listo a buscar y encontrar las pruebas para respaldar todas sus denuncias.

¡El país se cae a pedazos!

Sus investigaciones de corrupción dieron la vuelta al mundo inspirando documentales como Este país robado mío, del cineasta alemán Marc Wiese y producido por Carlos Andrés Vera. Ahí se denunciaban irregularidades en cientos de contratos, una trama de corrupción de Petrochina y los impactos ambientales por la explotación minera en Ecuador. Villavicencio lo calificó como “un despojo sin nombre, China se alzó con el control de los recursos naturales”.

Periodista, líder sindical, asambleísta, su candidatura a la Presidencia de la nación fue su último intento de liderazgo valiente y honesto para devolvernos la paz y la tranquilidad que hemos perdido.

La noticia del asesinato de Fernando Villavicencio provocó lágrimas, dolor, conmoción e incertidumbre en todo el Ecuador e inundó los titulares de la prensa internacional.

El periódico The New York Times informó: “Ecuador, tambaleándose por el asesinato de un candidato, ha cambiado para siempre. El asesinato de Fernando Villavicencio marca un sombrío punto de inflexión para un país que alguna vez fue tranquilo y ahora está inundado de violencia alimentada por bandas de narcotraficantes”.

La historia latinoamericana nos recuerda de otros candidatos presidenciales que también corrieron con la misma ‘suerte’ de ser asesinados en plena campaña. Jorge Eliecer Gaitán, Luis Carlos Galán y Bernardo Jaramillo Ossa en Colombia y Luis Donaldo Colosio en México, tenían en común su intención de combatir la corrupción, la violencia y aspirar a un mejor Estado para sus connacionales.

Lastimosamente, mi incansable colega se fue para no volver, sus planes de acabar con el llamado (por él) “narco-Estado ecuatoriano” se quedaron en buenas intenciones listas para ser asumidas por quien quiera correr los mismos riesgos de perder la vida en el intento. Tal como lo dijo el periodista Fernando del Rincón, de la cadena CNN en Español: “Tocayo, te vamos a extrañar”. (O)