El pasado 29 de mayo, este Diario publicó un reportaje titulado “Mujeres ganan espacio en delincuencia organizada”, el cual llamó mi atención debido a la creciente intervención de la mujer en actos delictivos en los últimos tiempos.

El impacto de las mujeres en el crimen organizado: un fenómeno en ascenso

Nos habíamos acostumbrado a tomar este tipo de conductas como más típicas de los hombres que de las féminas, olvidando que el mundo ha venido cambiando y que, de la misma manera que estas han asumido roles en la familia y en la sociedad, hasta ayer reservados a los hombres, como ser boxeadoras o astronautas, de ese mismo modo también están ejecutando actividades ilícitas, violentas, aunque en menor escala.

Es indiscutible que hay una diferencia entre hombres y mujeres, pero eso no significa que estas últimas no sean proclives a ejercer actividades reñidas contra la moral, las costumbres y las leyes, porque ahora están también expuestas a la contaminación, por bandas delincuenciales, o por sus parejas, debido a que ya salieron del hogar, donde, en cierto modo, estaban protegidas, más por los valores y principios inculcados por sus padres con los consecuentes temores que por la misma sociedad.

“Igual que los hombres, las mujeres se dedican al narco y al crimen organizado por poder, dinero, adrenalina”

En dicho reportaje se afirma que “la participación de la mujer en el crimen organizado es una tendencia entre las mafias europeas, como la italiana y albanesa, al igual que en la colombiana, mexicana, rusa y china”, lo que significa que la criminalidad femenina se da, en mayor proporción, en los delitos de narcotráfico, blanqueo de capitales y lavado de activos, sin que se excluyan otros, como robos, estafas, homicidios y asesinatos. Tampoco podemos decir que esta suerte de delincuencia se da solamente en las capas sociales más desprotegidas y en personas sin educación alguna. La ambición por el dinero pesa más que cualquier otro factor y siempre se piensa que van a quedar impunes.

Como se informa en el reportaje, también juezas, abogadas, modelos y figuras de televisión han estado involucradas en los procesos penales llamados Metástasis, Purga, Plaga, etc.

¿Qué hacemos?

Por otro lado, es lamentable ver a niñas, niños y adolescentes ir a los establecimientos educativos portando armas, alcohol y drogas, debidamente camuflados, siendo estas últimas muchas veces proporcionadas por sus madres o abuelas para que sean comercializadas entre sus compañeros, y cuando los maestros o los directores de dichos centros descubren estos hechos, son amenazados, por lo que no denuncian.

Y todo esto se da por la inversión de valores y de principios que vivimos. Antes, había respeto al profesor. Ahora, este le tiene miedo al alumno. Antes, se protegía al ciudadano honrado del delincuente. Ahora, los derechos humanos de este prevalecen sobre los de los demás. Y no es una tendencia exclusivamente nuestra. Se trata de una tendencia mundial.

La importancia de la ética para vivir mejor

¿Qué hacer? Recuperar la familia, el hogar. Educar con ejemplos. Elegir bien a gobernantes. Si el ciudadano ve que desde las más altas esferas y entre quienes deben administrar justicia hay organizaciones criminales, ¿cómo pedirle que no los imite?

Si las madres no procedemos de manera correcta, ¿cómo evitar la delincuencia?

Nunca es tarde para empezar. (O)