Hace muchos años, con una colega, soñábamos un país ideal y nos venían a la mente Estados Unidos, Singapur, Alemania, Israel, Suiza y Suecia. Pensábamos producir una película en la que Ecuador era un país verdaderamente democrático, socialmente justo, con seguridad alimentaria y jurídica, baja inflación, verde (con pocas emisiones de CO2), agroexportador; con baja criminalidad, sin subempleo ni pobreza extrema (3 % de desempleo), en donde la población económicamente activa (PEA) aportaría a la seguridad social pública o privada, con un nivel elevado de ahorro interno y control de la corrupción pública.

Nunca financiamos la producción de la película, pero sigo pensando que podemos tener un mejor país, con políticas públicas diseñadas según nuestras fortalezas (recursos naturales) y vulnerabilidades (desastres naturales y falta de institucionalidad); con políticas sectoriales que estimulen la inversión nacional privada y atraigan la Inversión Extranjera Directa (IED), que al I trimestre 2022 alcanza solamente $ 138 millones, cuando países vecinos han superado los $ 5.000 millones anuales.

Una de las primeras medidas que deben tomar los gobiernos, es transparentar las cifras, diagnosticando la situación; por ejemplo, según mi fuente, las reservas petroleras probadas totales apenas llegarían a 1.000 millones de barriles, porque cada año se han consumido, aproximadamente, 200 millones sin ser reemplazados y, difícilmente, vendrá IED con tecnología moderna para aumentarlas, gracias a las protestas que hemos vivido desde 2019.

En consecuencia, no hay que esperar más para cambiar la matriz energética y utilizar el gas natural existente en la costa. Según expertos como el Ing. Raúl Ortiz, el desarrollo integral (producción-generación de energía-industrialización) del gas natural podría reducir el consumo de diésel, con alto ahorro para el país y menor impacto en la huella de carbono.

La producción de gas natural, además, servirá como materia prima para establecer plantas de urea -como se hizo en Bolivia-; así, la agricultura se beneficiará con fertilizantes más baratos y asegurará al país mejores costos de producción.

El segundo sector en que se debe enfocar la política pública es el minero, atrayendo IED formal, en la minería de yacimientos, con respeto a las leyes ambientales, en beneficio de las comunidades cercanas; así los ingresos mineros podrán sustituir a los petroleros en los próximos 10 años, siempre que se exporte el mineral procesado.

Finalmente, según el último boletín del Ministerio de Producción (agosto 2022), el total de empresas al 2021 fue 1′985.625, de las cuales 98 % son microempresas, 1,8 % son pymes; y, 0,21 % grandes.

La política de acceso a financiamiento con mejores tasas de interés a mediano y largo plazo debe ser una prioridad del Estado, pues créditos al 25 % anual, o más, para microempresas y financiamiento de emprendedores, es algo inaceptable. Para crear más empleo adecuado, Ecuador debe crecer al 5 % anual promedio hasta el 2050, evitando que nuestros jóvenes emigren a buscar empleo en otros países. Podemos ser potencia mundial si nos proponemos. (O)