Recientemente decíamos aquí que nadie se hubiera imaginado, décadas atrás, que el camarón llegaría a ser la principal exportación no petrolera del Ecuador. Recordemos que no hubo un plan nacional para convertirnos en la potencia camaronera del mundo, ni siquiera hubo inversión estatal en infraestructura básica para favorecer dicho sector. De hecho, un folleto de Senplades de 2012 ni siquiera identificaba al sector camaronero como uno de los 14 sectores productivos a los que había que priorizar. En retrospectiva, mejor que haya sido así. Pero consideremos qué pasó con los planes de ingeniería social que se emprendieron desde el Estado.

El gobierno de la Revolución Ciudadana contrató a una empresa española, Ineco, para que realizara un estudio para mejorar la infraestructura del transporte interno y externo. De allí provino el “Plan Estratégico de Movilidad: 2013-2037″, donde se proponía invertir en vías, puertos y aeropuertos, más mejoras a la infraestructura existente y mantenimiento la friolera de $ 118.000 millones a lo largo de 25 años para subsanar el “déficit de infraestructuras de transporte” y convertir la red existente en aquella de “una economía desarrollada”.

¿Recesión o frenazo?, hay detalles

¿En qué quedaron algunos de esos proyectos? Ya para 2014 era evidente que la mayoría de los nuevos aeropuertos habían sido una mala decisión de inversión. Cuatro de los seis nuevos aeropuertos inaugurados con bombos y platillos entre 2010 y 2014 tenían una escasa afluencia de pasajeros. Estos aeropuertos incluyen el aeropuerto de Salinas ($ 15,9 millones), el de Tachina en Esmeraldas ($ 18,2 millones), el de Latacunga apenas a dos horas en auto de Quito ($ 32,8 millones), el de Tena en Napo ($ 48,8 millones) y el de Santa Rosa en El Oro ($ 52,5 millones).

Otro proyecto de transporte era la rehabilitación de los ferrocarriles del Ecuador, para lo cual se creó una empresa estatal. Entre 2010 y 2020 el Estado invirtió $ 498 millones en rehabilitar 503,3 kilómetros. Un informe de la Contraloría publicado a fines de 2023 informó que desde 2013 se identificaron daños en los durmientes o traviesas entregados por el contratista: fisuras, hongos, termitas. Por esta razón, sumada a la mala gestión, los tramos rehabilitados de la red de ferrocarriles vivieron plagados de interrupciones en el servicio. Debido a la crisis fiscal que padece el Estado ecuatoriano desde 2014, no ha tenido recursos ni financiamiento para darle mantenimiento a la red, por lo que los vagones hoy se encuentran abandonados y grafiteados en el sur de Quito.

También pretendieron crear el Silicon Valley Andino: Yachay Tech y la Ciudad del Conocimiento. En este proyecto se invirtieron $ 602,4 millones durante los primeros seis años desde su creación. En un informe presentado en la Asamblea en 2022, el entonces rector afirmaba que no poseía siquiera espacio en aulas para albergar a los estudiantes que tenía la institución: 22 aulas para 1.087 estudiantes. En cuatro promociones había logrado graduar a apenas 450 estudiantes. El informe detalla que, por cada uno de los graduados, el Estado invirtió $ 301.500. Más barato salía becarlos para asistir a una Ivy League en EE. UU.

Los planificadores centrales, con su usual mezcla de arrogancia e ignorancia, siempre fracasan y no aprenden porque lo hacen con el dinero de otros. (O)