La aceleración del cambio climático y la invasión rusa a Ucrania han generado un renovado ímpetu con respecto a la necesidad de avanzar hacia la transición energética en el Ecuador.

La extorsión generada por el paro de la Conaie, que forzó al Gobierno a aumentar el subsidio a los combustibles fósiles, también vuelve urgente la reducción del consumo de combustibles fósiles y fomentar el uso de energía renovable.

Los subsidios a los combustibles fósiles constituyen un sinsentido, dado su negativo impacto sobre la distribución del ingreso, la salud, el cambio climático, la contaminación ambiental y el déficit fiscal.

Una forma de encarar estos problemas es fomentar el uso de transporte eléctrico, sea individual o colectivo. En el ámbito colectivo, parece que por fin se va a echar a andar el Metro de Quito, cuya construcción concluyó sin haber resuelto el tema de su gestión operativa. En Cuenca, el tranvía igualmente tuvo que esperar más de un año entre su construcción y su operación. En Guayaquil, entró en operación la Aerovía que comunica Durán con Guayaquil, aunque con escaso público; también se ha promovido el uso de buses eléctricos.

Hay pasos incipientes en el uso de la electromovilidad en el Ecuador. Existen recursos de bancos multilaterales de desarrollo (BID, CAF, AFD, KfW) para promover un uso más intensivo de vehículos eléctricos (buses, taxis, camiones), lo cual requiere la instalación de una red de estaciones de recarga de baterías.

Al usar vehículos eléctricos, se reduce el consumo de combustibles fósiles (y, por ende, disminuye el costo del subsidio), y se aprovecha de mejor manera el excedente de capacidad de generación hidroeléctrica (los vehículos deberían recargarse de preferencia por la noche, con una tarifa reducida).

También se han efectuado esfuerzos por impulsar la energía renovable más allá de las grandes centrales hidroeléctricas, autorizando plantas de energía solar y eólica (en Loja, Manabí, Galápagos, entre otras).

El Gobierno ha anunciado planes para racionalizar el uso del gas natural, lo cual puede incluir dejar de quemar gas en los mecheros en los pozos petroleros y las refinerías, y más bien captar y usar dichos recursos; y utilizar de mejor manera el gas del golfo (en lugar de forzar la generación termoeléctrica en Termogas Machala).

Existen recursos disponibles para impulsar la transición energética hacia el mayor uso de energía renovable por parte de los bancos multilaterales y bilaterales de desarrollo (Banco Mundial, Banco Europeo de Inversiones, BID, CAF, AFD, KfW, etcétera).

Se aprobó en febrero de 2021 la Estrategia Nacional de Financiamiento Climático. Esta busca establecer una gobernanza clara del financiamiento climático; integrar transversalmente el enfoque climático en el sistema financiero; y, promover un mayor acceso al financiamiento climático. Además, se contempla la acreditación de un banco público ante el Fondo Verde para el Clima y el Fondo de Adaptación.

Ecuador ya es una potencia en la generación de energía con bajas emisiones y debe continuar impulsando la conversión del parque vehicular hacia la electromovilidad. (O)