Salí por las calles del centro de Guayaquil en una tarde cualquiera para preguntar y conocer cuáles son los imaginarios que despierta la palabra museo.

“Una estatua”, “La momia” fueron algunas de las verbalizaciones. Profundizando sobre lo que evoca la experiencia de ir a un museo, aparecieron referencias que les endosaban a estos espacios una carga semántica pesada, similar a una catedral o a una biblioteca. Lugares solemnes, lejanos, verticales, donde se debe guardar la compostura. Lugares pretenciosos donde pesa el juicio de sentirse inculto o inferior por “no saber apreciar” o “no entender”.

El arte en espacios formales pareciera haberse distanciado de los guayaquileños de la calle. Tal vez por esos referentes que flotan y que no han logrado un punto de encuentro, tal vez por discursos sofisticados, muy bien trabajados y altamente apreciados por los conocedores, pero ajenos a las conversaciones masivas. La pregunta es: ¿cómo acercamos la calle a los museos?

Traigo estos cuestionamientos porque estamos cerca de un hecho sin precedentes, la próxima semana se inaugurará, por primera vez en la historia, simultáneamente en tres museos y por tiempo limitado, la exposición Escuela de Pintura de Guayaquil. 100 años de arte en el puerto. La muestra más completa sobre los últimos 100 años de la pintura en Guayaquil y su relación con los procesos de enseñanza artística de la ciudad. Exhibición que es el resultado de una investigación de docentes de la Universidad de las Artes, sobre propuestas pictóricas significativas de la escena artística de Guayaquil, a partir de la fundación de la primera Escuela de Bellas Artes en 1925 hasta el presente, que expondrá colecciones de los museos participantes, obras de artistas contemporáneos y piezas de colecciones privadas.

Será el momento para apreciar más de 400 obras de 200 artistas, distribuidas en tres sedes: Museo Municipal de Guayaquil, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas y MAAC, podremos ver trabajos de Antonio Bellolio, Manuel Rendón Seminario, Leonor Rosales, Galo Galecio, Alba Calderón de Gil, Araceli Gilbert, Enrique Tábara, Juan Villafuerte, Humberto Moré, Eduardo Solá Franco, César Andrade Faini, Judith Gutiérrez, Hernán Zúñiga, Xavier Patiño, Saidel Brito y la nueva generación de artistas de la ciudad, entre otros.

Siete museos icónicos que debes visitar en Guayaquil.

“El material del arte no son los valores alabados por el mundo, el material del arte es lo despreciado, todo aquello que se desprecia es el fango donde puede crecer el arte”, dijo Alejandro Jodorowski en una vieja entrevista.

Los conocedores y seguidores del arte de Guayaquil disfrutarán de una muestra única. Para los que evaden los museos, la invitación es ir sin pretenciones, a descubrir qué nos pasa, a encontrarnos sin prejuicios con esas miradas y conexiones con una ciudad de gente y sus fangos. Vayamos, invitemos, motivemos y, si podemos, apoyemos esta causa aislada, única y tan necesaria para perder el respeto y el miedo a los museos y recuperar nuestra memoria artística. (O)