Nuestro lenguaje, por estructura, está invadido de equívocos relacionados con la sexualidad y sus malentendidos. En Psicopatología de la vida cotidiana (1900), Sigmund Freud analiza el olvido de nombres, palabras extranjeras y series de palabras; de recuerdos infantiles y encubridores; equivocaciones orales, de lectura y escritura, de impresiones y propósitos; actos fallidos combinados, entre otros.

Lacan definió estos equívocos como actos logrados del inconsciente... un triunfo de lo que quiso decir el inconsciente.

Señala Freud que, si bien nuestra expresión oral parece estar protegida del olvido, sucumbe frecuentemente a equivocaciones orales o lapsus linguae, a los que determina como actos fallidos: la diferencia entre lo que se quiso decir y lo que realmente se dijo. Y lo ilustra con una de múltiples anécdotas: El presidente de la Cámara de Diputados austriaca de la época se dirigió a los miembros, indicándoles: “Habiéndose verificado el recuento de los diputados presentes, se levanta la sesión”. En realidad, afirma Freud, el presidente deseaba levantar la sesión, de la que no esperaba algo bueno y el resultado fue la sustitución de se abre por se levanta.

Recurro a otro ejemplo, en el que una paciente le dice a su psicoanalista: “¡Ya sé que usted está esperando que yo haga un lapsus! Pero sepa que yo no le voy a dar el busto” (en lugar de gusto). La explicación es que “por el relajamiento de la atención inhibitoria entra en actividad la corriente no inhibida de las asociaciones”, concluye Freud. Jacques Lacan definió estos equívocos como actos logrados del inconsciente; es decir, son un triunfo de lo que realmente quiso decir el inconsciente.

He recordado los pasajes a propósito del reciente lapsus linguae de la expresidenta de la Asamblea Nacional Guadalupe Llori, quien luego de ser destituida, al referirse al (hasta hoy) nuevo presidente, Virgilio Saquicela, expresó ante los medios: “Él vino y violó la ley, la Constitución y los procedimientos parlamentarios. Y su elección no es ilegal. Es ilegal, perdón”.

Otro lapsus de la abogada Llori que generó sonrisas en todo el territorio se dio cuando agradeció a la Asamblea Nacional por el tratamiento de las reformas a la Ley Orgánica de Circuncisión Territorial Amazónica, siendo lo correcto Circunscripción.

El presidente Guillermo Lasso también ha incurrido en ello. En un evento en Nueva Loja en 2021, afirmó que “11 de cada 10 ecuatorianos no conocen las nuevas tecnologías”, lo cual fue motivo de divertidos memes, y que el propio mandatario tomó con humor.

Pero hay quienes tienen un don para develar asociaciones sorpresivas e hilarantes. El presidente Nicolás Maduro, en una arenga sobre el arte y las escuelas, manifestó: “¡Hay que meterse escuela por escuela, niño por niño, liceo por liceo, comunidad por comunidad! Meternos allí, multiplicarnos, así como Cristo multiplicó los penes, perdón, los peces y los panes”.

Entonces, en este país a la deriva, donde a diario regateamos el futuro con discursos vagabundos, estaremos atentos a los lapsus de nuestros funcionarios. Quizá así logremos atisbar la trama subyacente al poder y la política, más allá de los intercambios sobre ‘solvencia testicular’ (contribución lingüística del asambleísta Roberto Cuero). (O)