Daniel Noboa está borracho de poder. Mareado. Vive una resaca permanente que le obnubila los sentidos.

Pruebas al canto: con intenciones claramente electoreras ha llevado al sistema nacional de generación de energía al borde del colapso técnico, forzando la reducción de apagones, desmereciendo los porcentajes recomendados por los técnicos de Celec. Su inexperiencia en el manejo del poder –y de su planteamiento comunicacional– los llevaron a ventilar, a él y sus empleados, mentiras como “se abrieron las compuertas”, “falla humana”, “mantenimientos programados”, “acciones de sabotaje” y acusaciones de “traición a la patria” a su propia ministra Andrea Arrobo. Sin contar con lo inútil que ha resultado la Ley No Más Apagones.

Digo: si los asesores de Noboa tan solo hubieran puesto –en tratar de prevenir la crisis energética anunciada antes que asuman el poder– las mismas energías y neuronas que se han gastado buscando la forma de deshacerse de Verónica Abad, hoy no estaríamos hablando de pérdidas económicas casi comparables con la pandemia de hace cuatro años. Este ha sido quizá el movimiento más escandalosamente inconstitucional que Noboa ha empujado en favor de sus intereses. Un reconocido constitucionalista, José Chalco, ha calificado como “fraude constitucional” a la decisión de la ministra del Trabajo de suspender a la vicepresidenta Verónica Abad, porque primero un sumario administrativo no puede aplicarse a autoridades de elección popular, segundo el sumario administrativo tampoco consta como causal de destitución, y tercero porque convenios internacionales ratifican lo dicho anteriormente.

Días de profunda oscuridad no solo para los importadores, exportadores, industriales, productores, estudiantes, profesores, académicos, soldadores, técnicos mecánicos, sastres, pequeños comerciantes, vivanderas, empleados públicos y privados, amas de casa, desocupados y desempleados. Profunda oscuridad también para todo un sistema democrático. Y como si no fuera suficiente, unas Fuerzas Armadas tomando partida directa en un “fraude constitucional”.

Para completar, una Cumbre Iberoamericana de Presidentes, sin presidentes iberoamericanos. Lo explico: desde hoy tan solo la cuarta parte de los 24 presidentes convocados participan en esta reunión que hasta mañana viernes se realizará en la bella Cuenca.

Los curiosos cuencanos nos quedamos con ganas de saber el porqué Noboa calificó a Nayib Bukele como “arrogante que solo busca controlar el poder para sí mismo y hacer rica a su familia”. Exacto, no le hablaba al espejo sino al periodista estadounidense Jon Lee Anderson, de la revista The New Yorker. Tampoco sabremos las razones por las que Noboa calificó como “un snob izquierdista” a Gustavo Petro, ni “por qué piensa (Javier Milei) que es tan genial. No ha logrado nada desde que asumió la Presidencia. Parece lleno de sí mismo, lo que es muy argentino, por cierto”.

Tal vez invadir la Embajada de México nos esté pasando la factura. Una cumbre que pasará sin lumbre, en un Ecuador sin luz ni democracia plena. (O)