Hace pocos días varias instituciones y ciudadanía de Loja rindieron un justo homenaje a Pío Oswaldo Cueva Puertas, uno de los más importantes políticos y diplomáticos que tiene el Ecuador y que, en este momento, se ha convertido, con base en una trayectoria de vida transparente y de intachable servicio público, en esa reserva moral de la que se alimenta y fortalece a diario la nación y que le permite a la sociedad caminar con esperanza, aun en medio de la dificultad y esas complejidades propias de un mundo cada vez más convulsionado e indescifrable.

La trayectoria profesional de este destacado lojano está conectada, en sus primeros años, con la docencia universitaria, en la que formó a estudiantes e inculcó sólidos principios en jóvenes, que luego contribuyeron con sus capacidades y en diferentes ámbitos de gestión al engrandecimiento del país y de su patria chica.

Pero la esencia del trabajo de Pío Oswaldo Cueva está vinculada con el campo político, siendo su leitmotiv el servicio a la comunidad, expresada en el cabal cumplimiento de sus funciones como diputado provincial, nacional, presidente de comisión y como presidente alterno del Parlamento Latinoamericano. Cabe recordar que, por varias ocasiones, y por decisión popular, fue elegido como representante de la provincia de Loja ante el Congreso Nacional, en el que legisló con una visión amplia y transformadora, promoviendo leyes que han aportado, de manera significativa, al crecimiento y desarrollo del Ecuador y, sobre todo, de la provincia de Loja, con la asignación de recursos para proyectos de riego, facilitando con ello, en su momento, que la tierra produzca y los campesinos encuentren razones para no abandonar su lugar natal pese a las adversidades.

Excavar la salida

Romper la inercia

También destaca la aprobación de leyes que permitieron apoyar a la educación, entre ellas, a la Universidad Nacional de Loja, que posibilitó ampliar las extensiones universitarias en la zona fronteriza, estimulando –desde ese entonces– carreras técnicas e intermedias, lo cual ya dejaba entrever la necesidad de ajustar el mercado laboral al entorno y realidades económicas y sociales cambiantes. Igualmente, con la autoría e impulso de Pío Oswaldo Cueva, se creó la Orquesta Sinfónica de Loja, uno de los mayores referentes de la expresión cultural de esta capital musical.

Por otro lado, y con base en sus propias capacidades, se desenvolvió como diplomático, desarrollando una labor siempre apegada a los altos intereses nacionales y robusteciendo esos vínculos tan necesarios para

convertir a las relaciones internacionales en una poderosa palanca que promueve al país en el exterior, lo cual se traduce en movimiento comercial, actividad turística y de cooperación eficaz entre Estados, lo que deriva en resultados favorables para la comunidad.

Sin duda, el gran legado de Pío Oswaldo Cueva se puede resumir en el ejemplo que proyecta un hombre entregado al servicio público y que ha asumido sus responsabilidades siempre en función del bien común, lo cual hoy es menos frecuente en una sociedad líquida, donde los vínculos humanos y sus valores son cada vez más frágiles. (O)