Ayer, jueves 19 de mayo del presente año, circulaban en las redes sociales videos de la explosión de al menos dos coches bomba en la ciudad de Esmeraldas, de un abogado muerto y de dos bandas que estaban en un tiroteo, particular que pongo al conocimiento de las autoridades nacionales en caso de que no les llegasen los videos o en caso de que no vean noticiarios o páginas de noticias de la provincia de Esmeraldas. No hago alusión a días anteriores porque no me alcanzarían los 3.150 caracteres de esta columna.

Además de lamentarse, entre unos y otros se lanzan las competencias de las riendas de una ciudad mal administrada.

Como cifras tenemos más de 130 muertes, 200 robos y como evidencia la violencia que azota las calles de la provincia verde, la que se sumerge en una profunda crisis social, económica y política. Esmeraldas vive una debacle económica con el cierre de cerca del 21 % de emprendimientos y negocios locales, debido a la incertidumbre que existe entre la población. Por ejemplo, más del 70 % de los esmeraldeños evitamos salir a comer a un restaurante, evitamos dar un paseo en las calles e inclusive visitar tiendas de vestido o de calzado, por el temor a que nos roben o que pudiésemos ser víctimas de algún atentado que inclusive no sea dirigido hacia nosotros. Es más, tenemos miedo hasta de sacar a pasear al perro. ¿Qué han hecho nuestras autoridades? Yo tengo la respuesta, y se define en dos parámetros importantísimos y de alta relevancia que son: A, quejarse; B, presentar planes y más planes que no son útiles.

Sobre el literal A, es irónico ver a alcaldes, concejales, gobernadores y demás escribiendo en redes sociales y páginas institucionales que lamentan los hechos de sangre y que se va a organizar una marcha por la paz. También se organizan muchas mesas técnicas que no concluyen en nada y no son funcionales. Además de lamentarse, entre unos y otros se lanzan las competencias de la rienda de una ciudad, y lo peor de todo es que ni siquiera está bien administrada en los demás aspectos.

¿Si una autoridad, teniendo el poder de ser autoridad y el respaldo de los poderes del Estado se siente impotente, que debemos sentir los esmeraldeños que no tenemos más que la fe de que todo va a cambiar?

Sobre el punto B, y a manera de insístase, los esmeraldeños solicitamos que usen los canales de comunicación de las entidades para responder lo siguiente: ¿cuál es el horizonte del plan que permitirá menguar la delincuencia en Esmeraldas?, ¿cuáles son los objetivos cuantificables del mismo?, ¿con qué frecuencia se presentarán los resultados, y de esta manera los puntos más relevantes que nos indiquen que es un plan eficiente, medible y sobre todo que nos genere confianza?

Desde esta columna hago un llamado al presidente, al vicepresidente, y a las autoridades respectivas para que vengan a Esmeraldas, no solo escuchen a sus representantes que muchas veces no les comunican lo que realmente sucede en la provincia. Esmeraldas se desangra, los niños son llamados a ser parte de bandas, los jóvenes están muriendo y no hay trabajo, no hay agua, no hay quién nos gobierne. No olviden que aquí está la refinería más grande del país, empresas eléctricas y hasta sus trabajadores son extorsionados. (O)