Ether, la criptomoneda con la mayor capitalización de mercado después del bitcoin, ha cambiado la manera en que valida su autenticidad en Ethereum, la cadena descentralizada de bloques de datos o blockchain sobre la que se basa ether y los proyectos de finanzas descentralizadas (DeFi). El sistema utilizado hasta ahora ha sido la prueba de trabajo que requiere la solución de complejos problemas computacionales, con un consumo de energía similar a la de un país como Colombia. El nuevo sistema de validación es basado en una prueba de participación en que la confirmación de un nuevo bloque de ether depende del monto de ether que el operador posee. La lógica es que quienes tienen más monedas son los más interesados en la eficiencia, el rechazo de ataques y, por tanto, la sobrevivencia de Ethereum. Este cambio representa un ahorro del 99 % de la energía, por lo que no solo se abarata su operación, sino que se elimina una barrera para los inversionistas preocupados por el efecto ambiental y que desean reducir sus huellas de carbono. Sin embargo, existe la preocupación de que esto permita que grupos de poder controlen a Ethereum contradiciendo los principios de transparencia, apertura, descentralización y autogobierno que lo caracterizan.

El sistema utilizado hasta ahora ha sido la prueba de trabajo que requiere la solución de complejos problemas computacionales, con un consumo de energía similar a la de un país como Colombia.

Ethereum establece una red de participantes que negocian de igual a igual gracias a los contratos inteligentes que esta plataforma ejecuta de una manera segura sin necesidad de contar con una autoridad central. La validación de Ethereum a través de la prueba de participación no solo reduce significativamente el uso de energía y su huella de carbono, sino que también lo transforma en una plataforma mas ágil, con una gran capacidad de crecimiento y de desarrollo de nuevas aplicaciones descentralizadas.

Desde julio de este año, el precio del ether ha aumentado y es una de las criptomonedas con mayor potencial desde el punto de vista financiero. Además, la inversión en ether también implica una inversión indirecta en proyectos de finanzas descentralizadas, tales como registros en un blockchain de los activos no fungibles (NFT) como pueden ser las obras de arte digitales o registros de los stablecoins, cuyo valor depende de un activo de referencia.

Aunque las criptomonedas han perdido alrededor de dos tercios de su valor máximo obtenido en noviembre del 2021, siguen teniendo un gran potencial y junto con las divisas digitales emitidas por los bancos centrales (CBDC) van a suplantar paulatinamente al dinero físico. Alrededor de 100 países están investigando o desarrollando sus propias CBDC, y dos de ellas ya han sido formalmente emitidas por las Bahamas (dólar de arena) y por Nigeria (eNaira). A nivel mundial, SWIFT está desarrollando un sistema de pagos global basado en CBDC. Desde el punto de vista de políticas públicas, los avances logrados por Ethereum pueden acelerar el desarrollo eficiente de las divisas digitales y con un bajo consumo de energía, lo que facilitaría su amplia aceptación y la inmediata implementación de cualquier cambio en la política monetaria, así como la de contratos inteligentes que aseguren la transparencia de las transacciones pública. (O)