A finales de junio el mundo andino festeja el Inti Raymi, con especial relevancia en la provincia de Imbabura. El 1 de julio es el último día de baile de las comunidades de Cotacachi, al que se conoce como Warmi Puncha o “Día de las mujeres”. Sus inicios no están claros. Mi abuelo con más de 80 años recuerda que en sus días de baile el día de las mujeres ya existía. En absoluto es algo contemporáneo. Tanto en Otavalo como Cotacachi existía un día de baile, por lo general el último, donde los hombres se vestían de mujer. A esta práctica se la denominaba como “Warmi Tukushka”, que significa “convertirse en mujer”. Las mujeres entonces serían las encargadas de cerrar la temporada ritual.

Con el paso de los años el Warmi Puncha de Cotacachi ha ganado relevancia, en especial porque las mujeres de Cotacachi han empezado a organizarse para tener mayor presencia, que va desde salir elegantes y uniformadas, al aprendizaje de instrumentos tradicionales, como flautas y rondín, lo que le da cierto mística, elegancia y originalidad.

Sin embargo, mientras este día ha ganado popularidad, gente de otras localidades ha ganado interés en participar. Y si bien se han organizado grupos de mujeres, con sus instrumentos y sus vestimentas, otros grupos aprovechan este día como el último día de baile, no necesariamente conformados por mujeres, o donde no tienen especial notoriedad. Lo cual, en este último año, ha generado molestia entre las mujeres de las comunidades de Cotacachi, pues como una de sus capitanas decían es “su día y su parque”. Reclaman que los grupos visitantes no siguen la lógica del baile ritual del Inti Raymi. En Cotacachi las comunidades ingresan a la plaza Matriz por una esquina, permanecen unos minutos y luego avanzan a la siguiente intersección, hasta completar unas dos o tres vueltas a la plaza. Los grupos visitantes no usan las esquinas, y tampoco recorren el espacio. Además, algunos grupos usan instrumentos como la caja peruana, el saxofón, y platillos, lo que termina por opacar el sonido de los instrumentos tradicionales como flauta, rondín y churo, que son típicos de Cotacachi. Además de todo esto hubo la presencia de elementos completamente ajenos al Inti Raymi.

La disputa existente genera descoordinación y desarmonía; el ritual tiene orden y reglas, por eso mismo es ritual.

¿Qué está pasando? En principio existe una disputa entre prácticas de carácter ritual (música y danza) y prácticas de tono festivo. En Otavalo la inclusión de nuevos elementos musicales no es nueva, sin embargo, ha sido un proceso largo a través del cual ha permitido adaptarlos a la práctica ritual. Sin embargo, ahí también empieza a suceder disputas entre las diversas maneras de danzar y cantar, especialmente con las “coplas” de carácter cayambeño. Si bien cada pueblo debe ser libre de expresar su cultura como quiera, es inevitable que este tipo de tensiones sucedan. ¿Cómo se resolverán? Un asistente, al ver que las mujeres de Turucu se organizaron para volver a ingresar con fuerza a la plaza, para ganar el espacio mediante su danza y música, y con los gestos y practicas presentes de fuerza y “pelea”, señaló: “ya era hora que alguien ponga orden”.

La disputa existente genera descoordinación y desarmonía; el ritual tiene orden y reglas, por eso mismo es ritual. Solo las mujeres de Cotacachi haciendo uso de las prácticas que hacen del Inti Ryami un ritual, y más allá de lo que algunos académicos indígenas postulan, sobre la “conciencia de la verdadera esencia” del Inti Raymi, podrán devolver el “orden” y resolver la disputa sobre su espacio. (O)