Este 27 de agosto de 2022, a las 07:00, se inicia el proceso de acuartelamiento de mujeres y hombres de la leva 2003. Desde agosto de 2018 el servicio militar voluntario también está abierto para ellas, quienes conquistan en Ecuador todas las áreas, con legitimidad.

Se estima que a nivel nacional ingresen 5.000 jóvenes (4.800 varones y 200 mujeres). El acuartelamiento es visto por muchos aspirantes como una oportunidad de adquirir conocimiento militar básico, primeros auxilios, defensa personal, relaciones humanas, cultura física, planificación para controlar la seguridad en el área que se asigne, entre otros oficios –como cocina y panadería– que les servirán para la búsqueda de empleo cuando vuelvan a la vida civil tras doce meses en la milicia.

A repartos militares de 10 provincias irán quienes respondan a llamado de acuartelamiento en Guayaquil

En medio de la ola de inseguridad que vive el país, agravada por el desempleo y las dificultades para estudiar, la presentación al acuartelamiento permite al Estado tener información básica, aunque sea de una parte de los jóvenes que cumplen la mayoría de edad respecto de actividades, nivel educativo y estado civil. Tener un mayor control de la información de la población joven, más vulnerable y apetecida por bandas organizadas –para tomar medidas–, era más sencillo cuando la presentación al servicio militar era obligatoria o en caso de no ser apto se debía obtener un certificado.

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Y no se trata de regresar a la obligatoriedad, sino a encontrar mecanismos de control ciudadano que detecten las actividades de cada uno, que ofrezcan alternativas en la educación y el mercado laboral.

Alienta ver a jóvenes que recurren al servicio militar aunque no tengan la vocación total, antes que caer en la delincuencia o sufrir hambre por desempleo. El país no está perdido, el Gobierno debe entenderlo así y ofrecer los mecanismos de rescate para la educación, ser puntal para el crecimiento de plazas de empleo.

Se anticipan vías cerradas por la alta demanda de cupos en el acuartelamiento, el mensaje está ahí. Hay que escucharlo. (O)