En Ecuador 2,3 millones de estudiantes del régimen Costa – Galápagos culminaron su periodo escolar el 28 de febrero pasado. De ellos, 160.000 terminaron su paso por el colegio para convertirse en bachilleres e iniciar un nuevo ciclo, lleno de retos.

Las expectativas son altas y representan un desafío para los bachilleres, pero también para el Estado por las exigencias de nuevos ciudadanos adultos que aspiran a continuar sus estudios, pero también a aportar al desarrollo de la nación a través de un empleo formal.

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A nivel educativo, desde finales del año pasado las universidades abrieron sus procesos de ingreso, tanto públicas como privadas. Para acceder a institutos tecnológicos y conservatorios superiores públicos habrá evaluaciones del 5 al 7 de marzo.

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La asignación de cupos en las universidades está determinada por procesos establecidos en cada una de ellas. La Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), sin embargo, es la que definió los pasos que se debieron cumplir para el presente periodo. Aunque los procesos sean potestad de cada entidad de educación superior, sí es responsabilidad del Gobierno velar por el cumplimiento de las normas y la igualdad, a fin de que los jóvenes que buscan una profesión universitaria no vean frustrados sus proyectos.

En materia laboral el Ministerio del Trabajo tiene planes como empleo joven o ruta de empleabilidad que verán incrementar la demanda de plazas.

Históricamente, en periodo electoral la industria y empresas hacen un alto a las contrataciones en espera de claridad respecto a las políticas que los candidatos plantean. Las condiciones sociales y económicas del Ecuador no permiten pérdidas de tiempo. Ante ello los finalistas a la segunda vuelta tienen la obligación de fijar sus compromisos en materia laboral y educativo para que los jóvenes, a los que tanto recurren en campaña, tengan oportunidades reales y no solo promesas para empezar el nuevo ciclo que llega con el bachillerato. (O)