En el país se prevé ejecutar la Campaña Nacional de Vacunación 2023, bautizada como ‘Ecuador libre de poliomielitis, sarampión y rubeola’, entre el 2 de mayo y 9 de julio próximos. Es una buena noticia cuando el 20 de abril pasado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) difundió un informe en el que se evidencia que uno de cada cuatro niños y niñas de América Latina y el Caribe carece de vacunas vitales, haciendo retroceder las tasas de cobertura de inmunización a los niveles de hace casi 30 años.

El informe apunta la cobertura de la tercera dosis contra la difteria, el tétanos y la tosferina (DTP3), que entre los niños y niñas menores de un año cayó 18 puntos porcentuales, del 93 % en 2012 al 75 % en 2021.

Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud y Unicef señalan que en la región la falta de inmunización dejó a 2,4 millones de niños y niñas –uno de cada cuatro menores de un año– desprotegidos frente a enfermedades prevenibles mediante vacunación. “Más de 1,7 millones son ‘cero dosis’, lo que significa que nunca han recibido una vacuna. Los niños y niñas de los hogares más pobres tienen casi tres veces más probabilidades de ser ‘cero dosis’ que aquellos de los hogares más ricos”.

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Así las cosas, suena prometedor que el Ministerio de Salud haya anunciado el 17 de abril pasado que el país cuenta con todas las vacunas.

La campaña en Ecuador se propone cubrir 221 cantones. Es indispensable que el plan contemple la identificación de niños que tienen ‘cero vacunas’ o su esquema básico está inconcluso. Vale la pena contemplar la zona rural. Los centros de salud deben estar dotados de las dosis y la información a los padres tiene que ser permanente. En marzo pasado Perú fue noticia cuando se anunció un paciente con poliomielitis salvaje, el primero desde 1991, pero el Gobierno aclaró que era un caso aislado de un niño sin vacuna contra la polio y otras del esquema regular. Una razón suficiente para que las naciones y padres estén vigilantes de la prevención.