El uso de reproductores de música mp3 y mp4 aumenta cada vez más entre los jóvenes causando, en muchos casos, problemas de audición como los acúfenos, ruidos continuos del oído que hoy en día aún no tienen curación.

Esta es la principal consecuencia del excesivo volumen en los oídos, un problema que afecta ya al 4% de la población, y especialmente a personas de 10 a 35 años, según un curso Internacional de Audiología en Barcelona.

Miguel Ledesma sufre de acúfenos desde hace seis años y asegura que "la palabra silencio ya no existe, siempre hay un ruido permanente en el oído y en el cerebro, es un pequeño infierno y hay que saber llevarlo".

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Escuchar música con el volumen a más de 80 decibelios puede causar acúfenos.

Joan Domènech, especialista en acúfenos Hospital Clínico de Barcelona, dijo que "cualquier tipo de tensión nerviosa aumenta la sensación, pero en general, es algo extremadamente desagradable y continuo, persistente, que puede llegar a cambiar el carácter y provocar síndromes depresivos".

Sin embargo, la prevalencia de esta patología no ha descendido por el gran aumento de casos que hay entre los jóvenes como consecuencia del uso de reproductores de música digitales.

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El cuatro por ciento de la población padece ruidos constantes graves en su oído, y un uno por ciento de la población tiene una situación de gravedad extrema que influye en su vida diaria, afectando gravemente su estado emocional y psicológico.

Ante esta situación, los expertos recomiendan a los jóvenes que si al salir de las discotecas o conciertos tienen pitidos en los oídos y estos persisten durante horas, acudan a un especialista para iniciar un tratamiento preventivo con el fin de evitar el surgimiento de acúfenos, que pueden llegar a ser crónicos.

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En este sentido, el doctor Joan Domènech ha remarcado que sería un gran paso que los reproductores de música y video tuvieran incorporado un indicador de volumen o un limitador de éste, ya que por encima de 80 decibelios (dB) el oído corre peligro y en algunos conciertos se ha llegado a pasar de 125 dB.

Además del trauma sonoro, los acúfenos también pueden deberse a infecciones graves, otosclerosis y como efecto secundario de algunos medicamentos.